Sólido exponente de terror gótico nacional.
Cuestión de fe
El cine de género nacional continúa en expansión y esta vez la propuesta llega por el lado del terror, más específicamente por el lado del terror gótico. Género sin dudas relegado dentro de la filmografía argentina pero donde la película de Gonzalo Calzada (también guionista del film y su novelización) llega para cubrir ese vació. Calzada no es ajeno al cine de género, ya que en el 2012 estrenó La Plegaria del Vidente, interesante thriller/policial protagonizado Gustavo Garzón, que contaba -libremente- los crímenes reales perpetrados por el asesino serial conocido como El Loco de la Ruta en la ciudad de Mar del Plata.
Por su lado, el terror gótico tiene una larga tradición que se remonta casi a los comienzos del cine, pero que llegaría a su máximo esplendor durante la década del 60 (incluso finales del 50 y principios del 70) de la mano de Roger Corman en Estados Unidos, y los estudios Hammer en Inglaterra. Incluso en España se produjeron grandes películas del género durante esos años. Pero no es casi hasta nuestro días cuando el cine nacional por fin comienza a salir de los géneros en los que solía sentirse cómodo, y comienzan a llegar de manera periódica films (producidos en su gran mayoría de manera independiente) poco usuales en nuestras pantallas. Siendo Resurrección una de las propuestas más ambiciosas hasta el hoy.
Buenos Aires. 1971. Son los tiempos de la fiebre amarilla y se vive la epidemia más grande que haya visto el país. Aparicio (Martín Slipak) es un joven sacerdote que parte de Córdoba hacia la capital para ayudar a los enfermos. En el camino se detiene en la hacienda familiar a las afueras de la ciudad y se sorprende con lo que encuentra. La casa fue saqueada por los criados y sirvientas quienes escaparon cuando la fiebre comenzó a infectar a sus habitantes, la esposa de su hermano y su sobrina viven encerradas en la capilla por miedo a contraer la fiebre y su hermano su encuentra en cama al borde de la muerte. El único que todavía permanece a su lado es Ernesto (Patricio Contreras), un supersticioso criado que vivió casi toda su vida en esa casa. La situación obliga a Aparicio a quedase en la hacienda e intentar ayudar antes de partir a hacia Buenos Aires, pero comienzan a darse extraños sucesos que harán que el joven sacerdote enfrente sus miedos más profundos mientras cuestiona todas sus creencias.
Como todo buen relato gótico, en Resurrección encontraremos personajes atormentados en un imponente caserón, con el folclore de la época jugando un papel fundamental, y un misterio que habrá que resolver antes de que sea demasiado tarde. Los excelentes trabajos de arte, vestuario y fotografía, sin dudas ayudan a Calzada a contar su historia de la mejor forma posible, dando como resultado una película cuidada y visualmente atractiva. El guión maneja un ritmo preciso y acorde al relato, no se apura pero tampoco llega a aburrir, con un buen manejo del suspenso, brindando información de a poco y nunca explicando más de lo necesario. Martín Slipak tiene la oportunidad de luciese en el rol del confundido sacerdote Aparicio y no la desaprovecha en lo más mínimo. Un papel difícil incluso para los más experimentados pero donde el joven actor se desenvuelve sin ningún tipo de problema, transmitiendo el miedo, la agustina, la confusión y la locura que bordea a su personaje. Mientras tanto, Patricio Contreras le tira toda su experiencia encima al personaje de Ernesto, el fiel sirviente de la familia de Aparicio que podría no ser tan fiel como dice ser. Y en los roles secundarios tambien encontramos buenos trabajos de Ana Fontán, Lola Ahumada y Vando Villamil, como un misterioso curandero que llegará para alimentar el misterio y la confusión que envuelven el relato.
Conclusión
Resurrección es una más que interesante adhesión al género del terror gótico más clásico y, ya desde su estreno, una rara joya dentro de la filmografía nacional. Tiene una factura técnica de primer nivel y grandes interpretaciones de Slipak y Contreras, bien acompañados por un elenco de secundarios. No caben dudas que lo nuevo Gonzalo Calzada es una propuesta que dejará satisfecho a los amantes de las buenas historias que se desenvuelven lenta pero sutilmente, y donde los personajes son atormentados tanto por sus propios demonios como por otros más reales.