Estrenada en España en junio último con el título "Despido procedente", esta comedia clava sus dardos en el mundo de las grandes multinacionales, donde los ambiciosos trepan sobre las cabezas de sus compañeros, unos cuantos roban con mayor o menor habilidad, y todos caminan por la cuerda floja del despido. ¿Qué hace ahí un amable jefe de sección, de buena onda con sus empleados, cuando le dicen que, para avanzar en la empresa, debe reducir un 30% la plantilla del personal a su cargo? Quien da la solución y dirige la película es un argentino que vive en España, Lucas Figueroa, el mismo del delicioso corto de chicos atorrantes, fútbol y venganza "Porque hay cosas que nunca se olvidan", que ganó cerca de 300 premios de todo el mundo y es fácil de encontrar en internet. Y la solución viene a través de un chiflado fastidioso pero muy vivo, de lógica inapelable.
Comedia de acción, sátira social, thriller empresarial, disparate general, retiro o despido, la historia es algo enredada pero Imanol Arias y Darío Grandinetti, los protagonistas, la tienen clara. Los acompañan Luis Luque y Miguel Ángel Solá, "secundarios" de lujo que se roban las escenas sin cargos de conciencia, Tomás Pozzi, el chico Juan Grandinetti, Paula Cancio, Valeria Alonso, y, entre otros, el madrileño Hugo Silva en el papel de yuppie dañino pero limpito. Cuidado con ese.