CANCIÓN ANIMAL
Retrato de propietarios, segunda película del documentalista Joaquín Maito, es una apuesta barroca que se podría ubicar bajo la etiqueta de cine experimental por su narración criptica, el registro disociado de secuencias visuales y sonoras a través del montaje y la audacia para experimentar con algunos recursos que provocan extrañamiento. Cuando el film apunta a una narración más convencional, con cierto trazo de ciencia ficción, resulta desparejo por lo endeble del relato. Sin embargo, no deja de entregar algunas secuencias de una profunda melancolía y hace del animal domestico un retrato de la humanidad del propietario, así como algunas vetas de su lado misterioso y salvaje.
Lo complejo del film reside en cómo se encuentra estructurado. El desconcierto que genera ver animales domésticos en secuencias aisladas, con un trabajo ocasional de sobreimpresiones y el montaje experimental y confuso de sonido, va adquiriendo significado con la progresión del relato pero en primera instancia, como todo filme experimental, resulta un caudal de información críptica que no lleva a ninguna parte. Dejarse llevar por las sensaciones que despierta visualmente el relato es satisfactorio cuando apela a las emociones: los afiches de animales perdidos, la soledad de los espacios urbanos capturados, los pocos rostros apáticos, el paisaje de concreto, parques y plazas que se reparte de forma desigual como si se tratara de un enorme no-lugar, componen un mosaico de imágenes memorables.
El relato que subyace y juega con algunos elementos de la ciencia ficción no resulta tan logrado. Por momentos la ambición narrativa de un relato uniforme asoma, en particular a través del leitmotiv de la grabación que anuncia un mundo nuevo a través de la revolución del proletariado (dando una nueva dimensión a la denominación propietario en función de la mascota), pero se disuelve en el bagaje de imágenes que ganan fuerza cuando se leen como segmentos aislados. La idea de animales domésticos huyendo de sus propietarios en búsqueda de un nuevo territorio libre resulta sólida pero no tanto su ejecución.
En definitiva, Retrato de propietarios contiene algunos elementos interesantes que logran un mayor impacto cuando se los lee como segmentos aislados antes que desde la uniformidad que subyace. Sin embargo, uno no puede dejar de destacar su audacia visual.