Verano
"Ver es poner el acento, ver trae consecuencias. La directora francesa relata una historia sobre un amor obstruido. Ser visto por otro, saber captar las reacciones."
“Portrait de la jeune fille en feu” (2019), es un largometraje francés dirigido y escrito por Céline Sciamma; ganó el premio a mejor guión en el festival de Cannes. Año 1760. Marianne (Noémie Merlant) es una pintora francesa. En una clase de dibujo una alumna (Armande Boulanger) le hace una pregunta. La respuesta de la protagonista nos introduce a su historia secreta en las Bretañas francesas; una condesa (Valeria Golino) le encargó que pinte a su hija Hélöise (Adèle Haenel). Ella recién salió del convento, tiene que casarse con un noble de Milán y no debe enterarse que su nueva “acompañante” va a hacerle un retrato de bodas. Marianne, recibida por la sirvienta Sophie (Luàna Bajrami), se instala en su lugar de trabajo y piensa en las mejores maneras de dibujar a Hélöise. El problema es que poco a poco se enamora de su modelo. Tiene poco tiempo.
La banda de sonido es muy buena, dada la calidad del sonido captado, las fuentes sonoras elegidas y el empleo justo de música diegética. En este sentido, las locaciones son pocas, son naturales y se trabajan en profundidad. El argumento es sencillo y el guión le da un giro interesante, porque menciona la leyenda de “Orfeo y Eurídice”; esa mención explica parte de lo que se ve en la banda de imagen. Lo malo del guión es que trabaja un conflicto secundario que merece abordarse de otra manera y en otro film.
Las actrices son muy buenas, condensan tensión e intención en cada mirada; no hacen ninguna acción de más. La estética es impecable, la fotografía y la iluminación denotan esmero en cada encuadre elegido; las texturas llegan al tacto: olas, fuego, madera, lienzo, piel, ropa, pintura. Entre los recursos tenemos planos detalle, primeros planos, grandes planos generales y juegos entre campo y contra campo. La dirección de arte y de vestuario proponen una reconstrucción de época y llega a buen puerto.