Retrato de una mujer en llamas es de esas historias de amor que te llegan y que se quedan con vos. Vi la película (más de una vez) hace un año y aún revivo en mi mente un par de escenas.
El clímax es tan poderoso y está tan bien narrado que las lagrimas se mezclan con la piel de gallina que te causa. Absolutamente todo en esta película está bien.
La puesta y narración por parte de la directora y guionista Céline Sciamma es magnífica. Te mete de lleno en ese mundo simple pero complicado. Por momentos idílico y por momentos de pesadilla. Pero, sin dudas, lo que más se aplaude de esta producción es la dupla protagónica.
El trabajo que hacen Noémie Merlant y Adèle Haenel es impresionante. No solo por como esgrimen sus diálogos sino por sus miradas y sus silencios. Te hacen sentir lo que ellas sienten y proyectar sobre tus propias vivencias,
Merecidísimos todos sus premios y nominaciones y celebro que llegue al cine, aunque sea mucho tiempo más tarde (es un film de 2019).
Retrato de una mujer en llamas es una de las mejores historias de amor cinematográficas de los últimos años.