Revancha

Crítica de Denise Pieniazek - A Sala Llena

Un gancho izquierdo al destino.

En Revancha Billy Hope, interpretado por Jake Gyllenhaal, es un exitoso boxeador que se ha criado de forma marginal pero que logró revertir su historia al crear su propia familia junto a Maureen (Rachel McAdams), con quien tiene una hija. Todo va de maravillas en su vida hasta que un sorprendente infortunio volverá a cambiar su destino por completo. Gyllenhaal sigue demostrando que es un actor versátil, en este caso interpretando a un héroe que se levanta frente a la adversidad con humildad y tenacidad, mostrando -como dice Osvaldo Príncipi- que el boxeo es un deporte de “narices chatas y espíritus ganadores”. Este film es más que una película de boxeo, es acerca de los valores y los vínculos afectivos. Tal como el tatuaje de pájaro en el cuello de los protagonistas, esta historia analiza el resurgir de las cenizas como un ave fénix. Porque mientras que en los largometrajes de Scorsese vemos a sus héroes descender de la cima hasta caer por completo debido a su hibris, aquí tendremos un héroe que comienza desde el éxito, pasando por los escombros, hasta revertir ese destino tal como lo indica su apellido, Hope: con “esperanza”. Veremos tres peleas en Revancha y cada una de ellas simboliza uno de los momentos anteriormente mencionados.

Este film dirigido por Antoine Fuqua, conocido sobre todo por Día de Entrenamiento (2001), tiene todo lo que una película de entretenimiento debe tener: adrenalina, intriga, emoción, una historia de amor y el espíritu triunfador de su protagonista. Debido al excelente uso de los travellings, las tomas subjetivas y el montaje, puede pensarse que el director ha tenido en cuenta varias películas de boxeo de antaño. Una evidencia de ello es la caracterización del entrenador interpretado por Forest Whitaker, el cual remite al personaje de Morgan Freeman en Million Dollar Baby (2004), no sólo por su ojo celeste, sino por la historia detrás del mismo. El director quería que las escenas fuesen lo más realistas como fuese posible. Para cumplir este objetivo, Gyllenhaal entrenó dos veces al día durante cinco meses logrando incluso prescindir de dobles en las escenas en el cuadrilátero. Mediante un excelente manejo de la intriga, Fuqua nos sumerge en la historia de redención de este boxeador, quien deberá aprender muchas cosas o volver a aprender algunas, como por ejemplo a boxear.

Billy Hope deberá manejar su ira no sólo en el ring sino también en su vida, aprendiendo cómo ser padre. Su hija cambiará repentinamente de actitud y los roles entre ambos se confundirán, pues ella ha tomado como su madre un rol protector. En consecuencia, este relato cinematográfico -a través de las figuras femeninas del mismo y de la propia historia de Billy- tendrá una circularidad constante. Revancha está llena de altibajos que nos llevan desde lo sentimental hasta la adrenalina, siempre acompañada del soundtrack a cargo de Eminem. No es casual la participación del rapero en el film, ya que en un principio él fue pensado como protagonista e incluso inspiró al guionista a través de su historia de lucha símil 8 Mile (2002). Finalmente Eminem decidió no aceptar el papel pero sí ser parte del largometraje de otra forma y así comenzó a componer las canciones después de ver el primer corte de la película. Puede concluirse entonces que Revancha utiliza al mundo del boxeo como excusa para hablar de diferentes adversidades de la vida, sobre todo en torno a los vínculos afectivos. Por lo tanto cada pelea y cada golpe contienen un significado en sí mismo, y con cada uno de ellos el boxeador entregará una parte de su vida.