Revancha

Crítica de Diego Curubeto - Ámbito Financiero

EL DUELO ACTORAL ENTRE JAKE GYLLENHAAL Y FOREST WHITAKER ESTÁ ENTRE LO MEJOR DE "REVANCHA"
Melodrama boxístico muy bien filmado y actuado

“Revancha” es un sólido film, un poco anticuado y algo cargado de tintas, pero sin duda con algo que aportar a la tradición del cine de boxeo.

Este film es un temible dramón, pero un dramón muy bien filmado y actuado. El experto en policiales y films de acción Antoine Fuqua (el de "Día de entrenamiento" y "Asesinos sustitutos") elabora un melodrama boxístico casi con más melodrama que boxeo: durante las dos horas de proyección, hay sólo cuatro peleas, aunque todas logran una intensidad como para recomendar la película.

Jake Gyllenhaal es Billy Hope, un campeón con una esposa y una hija que disfrutan de sus millones y una vida de ensueño lograda a base de exponerse a los golpes en el ring. Una situación confusa con un retador termina con la muerte de su esposa, y sus actitudes autodestructivas, con detalles suicidadas -algo que en una oportunidad incluso lleva al ring- terminan provocando que las autoridades le quiten la tenencia de su hija.

El título original "Southpaw" se refiere a un golpe de zurda, pero la revancha del título local se refiere al esfuerzo del protagonista por retomar el control de su vida, para lo que necesita obligatoriamente volver a triunfar en el ring. Para eso necesita un nuevo entrenador totalmente alejado de la corrupción del negocio del boxeo, que es en parte lo que provocó su caída. Aquí entra en la película Forest Whitaker, que ofrece otra de sus grandes actuaciones y ayuda a darle su excelente nivel al film.

Si bien "Revancha" en muchos momentos se pasa de vueltas en su escalada melodramática, lo cierto es que está bien construida narrativamente con picos de intensidad en las escenas de boxeo, filmadas con un realismo impactante que demuestra cabalmente la crudeza de este deporte (el personaje de Jake Gyllenhaal ayuda a exacerbar este aspecto del boxeo ya que se trata de un campeón que logró sus triunfos exponiéndose como ninguno a los golpes de sus rivales).

El resultado es un sólido film, un poco anticuado y algo cargado de tintas pero sin duda con algo que aportar al cine de boxeo. La música, especialmente sutil, marcó el último trabajo del prolífico James Horner, quien merece una dedicatoria en los títulos del final.