De vuelta a la vida
Revancha (Southpaw, 2015), dirigida por Antoine Fuqua, es un thriller que trae nuevamente al boxeo como metáfora del héroe que lo pierde todo y tiene que resurgir para recuperar su honor. Jake Gyllenhaal vuelve a sorprender en un film oscuro y dramático en el que su personaje lo es todo, en una transformación que sigue demostrando su versatilidad.
Billy Hope (Jake Gyllenhaal) es el boxeador campeón en su categoría y uno de los mejores del mundo. Con la cara destrozada y sangrante, paradójicamente completa su mundo perfecto: tiene el dinero y las mejores comodidades, el éxito asegurado, a Maureen (Rachel McAdams), su hermosa mujer que lo alienta y le ordena la vida. Ambos tienen una pequeña hija con la cual se completa el círculo de la felicidad. Sin embargo, aparece un retador extranjero, que lo hace caer a Billy en lo más profundo para quedarse con su corona. En un hecho accidental pero develado al espectador, Maureen muere asesinada en una conferencia de prensa. A partir de ahí comienza el derrotero de Billy, que termina en la pobreza extrema y sin la posibilidad de volver al ring hasta que aparece Tick Wills (Forest Whitaker) quien lo prepara para volver por todo.
Es notable como el suceso trágico cambia totalmente la película. Antes había tranquilidad y pasividad, incluso uno podía perder cierto interés en lo que venía sucediendo. Una vez que llega el inesperado punto de giro, el mundo armonioso con dosis de violencia deportiva se revela en la oscuridad, cuerpos que generan sombras y un vacío existencial, donde el regreso del héroe parece ser lo más complicado. La idea de pérdida absoluta se trasmite con la noción de pozo profundo en toda sus dimensiones.
Uno se siente familiarizado pues sabe que Billy volverá y recuperará su honor, al recordar con este género muchas películas que han tocado este tema. Ejemplos sobran pero hay uno en particular y que estéticamente viene rápidamente a la memoria: Toro Salvaje (Raging Bull, 1980) de Martin Scorsese. Aunque no está al nivel de aquella obra maestra, se pueden hallar en Revancha el cómo los problemas del protagonista exceden al box, un sinfín de cuestiones se complican para entonces darle a la recuperación y duelo final el carácter de redención. Además, la violencia del boxeo se presenta también de manera estética. Eso se ve en los primeros planos, silencios, ojos amorotoneados, sangre en las sogas del ring, cámaras rápidas y lentas en cada golpe, los rostros en los espectadores, etc.; para darle un ritmo propio que Antoine Fuqua consigue en su trabajo.
Este film no tendrá aire de “película que rompa esquemas” pero se encierra en la expectativa de ver a Billy revivir para volver a ser el campeón. No obstante todo lo definen las actuaciones -definitivamente lo mejor- con un Forest Whitaker que se vuelve muy importante en la segunda parte de la historia, y un Jake Gyllenhaal cuya metamorfosis genera buena empatía para mantener al relato emocionante hasta el final.