Revancha

Crítica de Rolando Gallego - El Espectador Avezado

Antoine Fuqua se ha caracterizado en los últimos filmes de su filmografía por lograr, a través de su cámara, capturar la esencia en el relato en imágenes del microuniverso que desea narrar con tan solo reposarse en él y detenerse un instante.
“Revancha” (USA, 2015), su última película, no es la excepción a la regla, con una historia, que, enmarcada en el mundo del boxeo, tantas veces trabajado por otros autores, y en la urgencia de los acontecimientos que se van desarrollando (la de los hechos que llevan a la acción de la que habla el título comercial local), en realidad toca el nacimiento, auge y caída de una estrella de una manera cruda, directa y realista, y también de la comercialización del deporte y las personas que reina en él.
Porque en el relato del devenir en el mundo del box de Billy Hope (Jake Gyllenhaal), desde que logra a fuerza de una exigente rutina posicionarse como una de las más prometedoras estrellas pugilísticas, hay un paralelo con la clásica historia del Pigmalión que termina conquistando la cima pero que también cae prontamente de ella.
Todo lo que sube rápidamente también se desploma tan rápido, y más en el mundo del cine, Billy ve como su imperio, pequeño, de oropel, de ficticios sueños, con su bella y manipuladora mujer (Rachel McAdams) con la que mantiene una relación tan intensa sexualmente como tensa por los reclamos que ésta diariamente le realiza.
Y entre ambos está su pequeña hija Alice (Clare Foley), una luchadora de la vida, que lidia a diario con los egos de los padres y que intenta comprender la serie de sucesos que desencadenarán la tragedia en la vida de todos.
Cuando en medio de un infortunado accidente la mujer de Billy fallece, el mundo de apariencias que tenía comienza a desmoronarse y debe seguir luchando no ya por su vida y sus triunfos, sino, principalmente para poder obtener la custodia de su hija, que fue llevada a un hogar de tránsito debido a la conducta desbordada de Billy.
Fuqua filma con intensidad esos momentos de desamparo y congoja, de angustia y dolor, pero sin caer en el lugar común de la víctima, al contrario, encuentra un tono justo que equilibra su primera vertiginosa media hora de combates en el cuadrilátero con la digresión en la que luego la narración se topa para poder contar cómo, cual ave fénix, Billy volverá a la cima.
Buscando el reparo en un viejo entrenador tradicional (Forest Whitaker), aquel que en el salto de soga y los golpes a la bolsa de arena encuentra el mejor training para poder recuperar la forma, Billy comenzará el camino hacia no sólo poder relacionarse con los demás, sino que, principalmente, podrá ver su verdadero destino con otros ojos.
Las escenas de pelea, con una cámara dentro y fuera del cuadrilátero, dotan de un verosímil único a cada lucha, generando adrenalina en la butaca e introduciéndonos como nunca antes se lo ha hecho, al mundo del box.
La entrega de Gyllenhaal a su personaje es total, y no sólo físicamente, sino que principalmente habla de cómo logra el tono justo para poder transmitir la montaña rusa de emociones que Billy va encontrando con el correr de la narración.
Historia efectiva sobre la pérdida y la posibilidad de recuperación, “Revancha” quiere ubicarse en un lugar privilegiado sobre el mundo del boxeo, y lo logra con una relato vívido sobre la aceptación de las circunstancias que la vida va colocando en el camino del protagonista y cómo los va superando para volver a encontrarse con su hija.