Días de entrenamiento
Billy Hope (Jake Gyllenhaal) es campeón de peso semicompleto. Tiene todo: fama, una mujer hermosa que lo acompaña en su carrera, una hija, dinero… sin embargo su carácter lo lleva a consecuencias que lo golpean más fuerte que cualquier rival, y por las cuales deberá aprender. El destino (o tal vez su propia decisión) lo lleva a reinventarse para recuperar lo perdido.
Tenemos muchas películas de género con las que comparar a Revancha (Southpaw), pero si hay algo en lo cual se diferencia de clásicos como Rocky y Racing Bull (Toro Salvaje, 1980) es la interpretación de Gyllenhaal, quien a esta altura ya no hace falta decir que es uno de los mejores actores de los últimos años. En este film realiza posiblemente su papel más fuerte, para el cual más transformó su cuerpo. Pasó de bajar kilos para Nightcrawler a abdominales diarios, entrenamiento y dieta estricta para lograr fortalecer sus músculos. Y es quien más se destaca en esta película. El elenco que lo acompaña no se queda atrás: Rachel McAdams como su mujer y musa, la pequeña Oona Laurence como su hija (emociona y estremece en cada una de las escenas) y Forest Whitaker como el entrenador disciplinado, quien rememora al personaje de Morgan Freeman en Million Dollar Baby.
El trabajo de cámara, la edición de las peleas cuidadosamente coreografiadas y el soundtrack a cargo de Eminem (quien fuera elegido en principio para llevar adelante el rol de Hope) hacen que este film dirigido por Antoine Fuqua nos lleve por un camino tumultuoso y constante entre la adrenalina y el sentimentalismo.
Hay altibajos, sí (como el mensaje de auto superación o la necesidad de conmover continuamente al espectador), pero resulta ser como en la vida de este campeón que se enfrenta al cuadrilátero de su propia vida.
El espíritu triunfador del protagonista a merced de los duros golpes que recibe y su evolución, hacen que Revancha, una película que podríamos catalogar de tradicional, resulte eficiente, y que desde su comienzo a su fin no dejemos de prestarle atención.