La Gran Gesta
Tomar la historia grande de la patria tiene sus cosas, el nóvel director Leandro Ipiña se metió en un brete grosso y sin embargo ha sido honesto, mal que les pese a unos cuantos opinólogos y criticos chapuceros que les deleita un cine nacional aburrido y mentiroso, como el de alguna directora agrandada por la crítica.
El cine es una herramienta maravillosa, aleccionadora, definitivamente necesaria para traer a las nuevas generaciones la figura de próceres argentos, saludable de todo punto de vista, cosa que por ejemplo un crítico como Diego Battle sostiene que esta peli es "timorata y conservadora", o que San Martín está cerca del "modelo Billiken", nada más lejos que eso. Este filme se empeña
en volcar un hombre de carne y hueso, por momentos histérico (acaso estar en su lugar era una acción relajada...? ), y controvertido por suerte.
Las buenas intenciones están, como también las tenía en su época aquél discursivo ejemplo de Torre Nilsson en la exitosa "El santo de la espada", y vale recordar que el director tenía por entonces a su alrededor presenciando la filmación a incómodos militares y gente del Instituto Sanmartiano "vigilando" que el gral. no apareciera rascándose la nariz, o fuera de su impoluto bronce.
Pese a todo aquella peli tambien debe ser rescatada, y respetada, son pocas las ocasiones del cine nacional en brindar argumentos de personajes históricos.
Una reconstrucción adecuada, una meritorioa producción, sobrias actuaciones -empezando con Rodrigo de La Serna que está magnífico-, buena cantidad de efectos, tomando una ficticia historia de un supuesto participante de la gesta de los Andes que se desempeñaba como su amanuense y secretario personal cuando era un niño, que es el disparador del relato épico.
Hay buenos momentos tales como la observación de San Martin del cruce sobre la cordillera que nos remonta a los cuadros clásicos, el destacar que su ejército estaba más integrado por negros que soldados blancos -algo que la historia siempre trató de no hacer figurar en los manuales escolares-, y escenas de la contienda con el ejército realista que realzan esta producción que hasta asemeja a géneros de intriga fílmica o hasta al propio western. La música de Sebastián Escofet es notoria, y si dudas algunos altibajos tiene el filme pero son aceptables.
Ahora que los agoreros y detractores que nunca faltan -terrible mal nacional- insistan con que es cine "Kirchnerista", o porque no se habla de San Martín como masón, etc etc son parte de las reglas de juego de los que no saben que miércoles prefieren, y que no hay cine que les venga bien.