Los sentimientos son muy poderosos. El corazón caliente domina a la mente. El pecho está en una erupción permanente.
Así se encuentra Rex (Javier Aparicio), un veinteañero que vive con sus padres en los suburbios de clase media baja, está por terminar el secundario y trabaja en una ferretería. Hasta acá parece ser un joven modelo de esfuerzo y superación, pero sus pensamientos lo inquietan, no los demuestra, los oculta hasta que se manifiestan, y no de la mejor manera. Su personalidad irascible lo desquicia ante el primer conflicto, como los que tiene con el hijo de su patrón.
Una noche de verano sigilosamente sale de su casa para beber alcohol y deambular por el barriot, todo va bien hasta que en un altercado con un borracho lo mata a golpes y no vuelve más a su hogar. Se instala en una pensión ubicada en otra localidad y comienza otra historia.
Al día siguiente consigue trabajo y conoce a una mujer, Yolanda (Juliana Muras), que es mayor a él y la atracción mutua es instantánea.
Ellos están juntos y así atenúan en parte su dolor. De esta manera compartida se sostienen el uno al otro. Él, porque no sabe cuál es su origen, quienes son sus verdaderos padres; ella, tiene a su marido desaparecido desde hace tres semanas. Pero eso no es todo, tiene otro secreto mucho más profundo.
Fernando Basile dirige este largometraje donde las dudas y la intriga es permanente. Por más que ambos rehacen sus vidas., hay algo en un segundo plano que mantiene una incómoda tensión, la que presagia un mal destino a la pareja.
Relatada con mucha crudeza, los actores ponen el cuerpo para llevar a cabo la película. Mantiene un ritmo rápido y constante. Hay escenas largas, otras bastante cortas, que el director las finaliza abruptamente con un fundido a negro.
La calidad de las puestas en escena es variada, con momentos bien logrados y otros que habría que pulirlas un poco más, parecieran hechas por dos directores distintos.
Cuando Rex y Yolanda creyeron que habían encontrado un rumbo, se le desmoronó sorpresivamente. Con un final vertiginoso que, por pretender ser explosivo y contundente lo que aporta es una absurda confusión innecesariamente,