Fern Basile nos trae un nuevo trabajo dentro del cine independiente local, una reversión de un clásico griego, en tono local, arraigado en un ambiente suburbano, reconocible para quienes transitamos el Gran Buenos Aires. No deja de ser una sorpresa interesante, y cuando promedia el metraje, entendemos mucho de la mirada del cineasta y sus razones para mostrar la actualidad del conflicto que presenta.
Digamos que el intento de hacer un crossover de ese pilar de la literatura universal (al que no es bueno develar porque anticiparía los eventos del film) y corporizarlo con un pibe del barrio, pobre y cuasi marginal, es una apuesta llamativa. Y debo decirles que funciona.
Más allá de la economía de recursos con la que cuenta Basile, su mayor mérito (junto al de su protagonista, con quien trabajaron el guión, Juan Aparicio) es traer a un ambiente conocido, a un sector social que no se siente reflejado a veces es tramas que hemos visto y leído miles de veces. Las tragedias griegas parecen lejanas para la vida moderna, pero la naturaleza intrínseca de sus conflictos, están subyacentes en la cotidianeidad, disfrazadas quizás, pero latentes.
Aquí tenemos la historia de un chico de barrio, con cierta personalidad inestable, que abriendo el film, luego de una discusión, mata a golpes a un hombre en una situación que pocos parroquianos ven. Asustado por su accionar, huye de su hogar, y se instala, relativamente cerca, en una pensión donde dará con una mujer mayor que él, hermana de un oficial de policía, que rápidamente le dará cobijo y con la cual iniciarán una relación amorosa...
Rex (Aparicio) es un pibe simple. Emocional. Directo. Y su manera de recorrer los caminos de su existencia son intensos pero claros. No hay dobles discursos. Su pareja, en tanto, lidia con un dolor previo que tomará vuelo hacia el climax del film, donde los hechos se precipitarán acorde a la profundidad del conflicto evidenciado. Desde el punto de vista técnico, creo que la precariedad de recursos materiales, priva a la historia de tener mayor impacto.
Los desplazamientos de la cámara y algunos encuadres pueden ser discutibles (seguir al protagonista desde atrás o dejarla fija mucho tiempo incomoda al espectador), y le resta brillo a la idea principal, que es recrear desde la problemática de un chico del conurbano, un problema que se ha venido repitiendo (parece) a lo largo de la historia.
También me hubiese gustado un desarrollo más sutil en la progresión del climax, con mayor grado de información pero... son elecciones y creo que Basile transmite su idea con conceptos claros y promueve interpretaciones cercanas.
Hay intensidad y se percibe un calibre que, de haberse contado con mayores medios, seguramente sería un producto de mayor peso en la cartelera.