Rey Richard: Una familia ganadora

Crítica de Csaba Herke - Leedor.com

El rey Richard: la familia Williams en toda su grandeza divina
Cuando Nietzsche, en nombre del capitalismo (y esto sin saberlo), mató a Dios, mató también al rey y al padre, pero también a la madre, creando las bases así del actual sistema. Desde entonces, el padre, y por ende, la familia viene intentando salvar su posición ya anómica, tanto en teorías como en el audiovisual o los media en general. (Una buena interfase y suficiente plata son la promesa de remplazar a cualquiera de las mejores bibliotecas)

Si uno historiza la representación de Dios y de Cristo, siendo lo mismo o distintos, según la época y el dogma, se puede hacer una relación bastante directa con la época en que esa imagen fue producida, desde las imágenes del pastor, primo inter pares hasta el del Pantocrator de la Alta Edad Media pasando por los retablos de Grünewald hasta el Cristo cósmico de Dalí; desde la introducción de los cultos marianos y sus representaciones como virgen sillar hasta el “Orana Maria” de Gauguin. El Cristo-Dios del Renacimiento no es el cristo del barroco; tampoco es el del film Contacto (Contact, Robert Zemeckis, EEUU, 1997) donde existe un infame comentario de un ficticio filósofo -Palmer Joss- que afirma que ningún ateo puede representar a la humanidad; es interesante pensar la cantidad de filmes sobre el espacio que están dedicados a reinstalar la religión en nuestras almas, desde visiones místico nietzscheanas como la de 2001, hasta regresos al edén como en Gravity o encuentros con discusiones metafísicas con el padre (Dios) en Ad Astra, o la visión místico materialista de Solaris (el libro de Stanislaw Lem y el film de y el film Tarkovski tienen pequeñas pero significantes diferencias) de las del ahora Dios que objetivamente es afrodescendiente, quizás intentando coincidir la arqueología con la historia (risas).

El Rey Richard, no parece una historia sobre Dios, el lego me dirá que en todo caso es sobre el Padre de las hermanas Williams. Los que vemos cosas que no hay, o somos demasiado psicoanalizados, percibimos un gusto a que es una historia que usa (otra vez) a las hermanas Williams, para ser un film que en todo caso es una discusión sobre el significado del padre. En realidad parece una exposición medieval sobre el significado mismo de Dios, y así ser un objeto puramente ideológico, un vehículo ideológico liberal. Dice Vanity Fair[1]

“ Hollywood no quiere que usted piense que es racista. Por eso, mete cada vez más afroamericanos en sus películas….

… por eso también los convierte en alivio cómico del protagonista, porque anda que no se rió usted con Whoopi Goldberg en Ghost, pero raramente verá a una actriz negra protagonista y laureada si la historia no es un conflicto racial histórico…

…Hollywood no quiere que usted piense que es racista, así que la ausencia en las nominaciones de los Oscar de este año de Straight outta compton (que solo está nominada a mejor guión, que está escrito por dos blancos) , Idris Elba por Beasts of no nation, Michael B. Jordan por Creed y Samuel L. Jackson por Los odiosos ocho se explica muy fácilmente: no eran lo suficientemente buenos. Y ojo, tal vez no lo eran, pero ¿es tan grave cuestionarse que tal vez un organismo formado en su 94% por blancos puede no ser del todo representativo de lo que produce la industria del cine en Estados Unidos?

…Hollywood no quiere que usted piense que son racistas. Por ello tiene mucha suerte de que su presidenta, esto es, su cara visible ya que es la encargada de comunicar las candidaturas de los Oscar sea afroamericana, a pesar de que la Academia está formada en un 94% por blancos…”

En ésta misma línea, se puede decir que la aparición (de por sí forzada) de Billy Dee Williams como Lando Calrissian tuvo que ver con una acusación de racismo.

Salvo para Mel Gibson o Darren Aronofsky que sus filmes bíblicos brillan por la ausencia de afroamericanos, Dios, o Cristo se ha vuelto afrodescendiente, Will Smith ya en La leyenda de Bagger Vance (The LeGend of Bagger Vance, Robert Redford, USA, 2000) hace el papel de Dios, como también en una forma laica y un tanto química (un Dios químico) lo hace Laurence Fishburne en Matrix (Matrix, the Wachowskis, EEUU-Australia, 1999) o también Denzel Washington en El libro de los secretos (The Book of Eli, Hughes Brothers, EEUU, 2010) y claro está el mismísimo Dios con aspecto humano, que es nada más y nada menos que Morgan Freeman.

Es interesante también, la cantidad de filmes asociados al pensamiento liberal y el deporte. Esto, más que ser una extraña coincidencia, es producto de que en el deporte, y de cómo está mitologizada su narración a puro golpe de autosuperación, coinciden las peores ideas Liberales, obviamente mostradas desde su cara heroica y limpia de todo abuso, desde el infantil (cosa que por su propia substancia el film entrevé pero otra vez por propia substancia no puede terminar de transparentar) hasta el abuso de empresarios con posición dominante. La famosa frase “si ganan montañas de dinero, deben entregar cuerpo y alma” no es más que la reproducción de la más vil de las explotaciones humanas, sin hablar de la industria farmacológica, de la cual sólo se denuncia la rusa; todo deporte de alto rendimiento es insalubre decía el hijo de mi antiguo amigo Carlos en sus años de estudiante de la licenciatura en deportes.

El film esconde (aunque lo dice) una triste realidad del deporte: el alto grado de componente genético que tienen todas estas actividades. El film también oculta, pero soslaya lo que “Un sueño posible” (The blind side, john lee hancock, EEUU, 2009) quiere naturalizar, y es la adopción de niños como inversión que hacen familias ricas, una discusión incluso, que implica teorías raciales sobre la situación de marginación que vive la comunidad afroamericana; de mendigo a millonario (Trading Places, John Landis, EEUU 1983) donde uno hermanos multimillonarios hacen una apuesta de un dollar sobre si un afroamericano pobre (delincuente off course), se le brindan condiciones óptimas, puede ser igual que un blanco rico, y si a un rico multimillonario educado en las mejores escuelas puesto en las calles no se vuelve un gandul. Dos detalles de color: una es que uno de los hermanos tiene una revista American Scientific en la mano que existe y discute ese mismo problema, el otro, es que el film hay que verlo en clave izquierda americana (comunicación personal de Landis)

En cuanto al papel de Will Smith como un Padre (Dios) benigno se trasluce en por lo menos dos cosas, la aparente obsesión con atenerse a un plan; la Edad Media tuvo una discusión que todavía abre las aguas de la religión: ¿Dios tiene un plan divino? acá se afirma positivamente, que lo que le hace falta al mundo es tener un plan, que aparentemente ha perdido por un exceso de hamburguesas, french fries, y distracciones que nos lleva a ser abusivos, maltratadores y malos padres.

Acá, en el film, el padre de las Williams está atravesado por la mirada mitológica que sólo el dinero puede dar, ¿qué cosa peor que el sufrimiento de un padre que soporta el maltrato, el desprecio y la furia pandillera, en bien de sus hijos? Par finalmente recibir el respeto de esos mismos que lo han maltratado, blancos, negros y latinos por igual, ¿no es acaso Cristo sufriendo y siendo crucificado ante la mirada incomprensiva de su pueblo? ¿acaso no son Serena y Venus el producto de su perfecto plan? La cuestión es tener un plan y atenerse a él, que el árbol dará sus frutos finalmente (teoría de por si libera y especialmente del derrame; ideología protestante por excelencia).

No es acaso un film sobre Dios la de la relación entre Ric Micci y el padre Williams, el de una película de terror donde el joven técnico descree de las profecías, es pragmático y tecnócrata, descree del poder de D´s (el delirante plan de Rey Williams ) y duda el plan divino, donde el mismo se revela en su momento y lugar justo? El padre viendo el sufrimiento de su hija Serena, finalmente le revela (Cristo en la cruz, preguntando ¿por qué a mí? ) su plan para las hijas, que la voz en off afirma que se ha cumplido.

Lo tramposo del film es que convierte la figura del padre (con reales acusaciones de abuso) en un padre a la carte de la nueva era, de un padre sensibilizado. Parecería que el director sigue las líneas de un curso obligatorio de sensibilización. Propuesto en principio por el consejo de asuntos Multiculturales de la Universidad de Columbia, como también la idea de incluir una “activación de advertencia” ante obras que contengan la posibilidad de inducir a situaciones de riesgo real o subjetiva de provocar una situación de abuso, que a ciencia cierta creo que rondan el 90 % de las existentes, (los museos a su entrada debería tener un aviso de cuáles obras de arte si y cuales no)

También miente en la temporalidad de lo hechos; el proceso que lleva a las hermanas a ser las N 1 dura alrededor de 7 años (1995- 2002), tanto para Serena como para Venus Williams; de arduo trabajo para pasar de 453 al 1. cosa que el film sólo muestra el principio, convirtiéndose así más en un homenaje al padre de ellas que de un biopic sobre ellas.

Esto promueve y facilita la reconstrucción (no deconstrucción) mítica del rol de un padre, porque finalmente lo que hay que salvar es al padre y por ende también a la madre, en definitiva lo que se salva es la idea conservadora de Familia.

Lo que no entienden o parecen no entender los conservadores, aunque “los que cortan el bacalao” si, es que la disolución de la familia que se defiende (pareciera que ya sólo funciona como un nicho de consumo que hay que mantener, desde negocios inmobiliarios e easy, hasta los baby showers y cumpleaños de 15, casamientos y por qué no el del divorcio) es que el producto mismo de las necesidades del capitalismo ultra desarrollado es la desaparición misma de la familia, de los géneros y por qué no de las edades (muchas ONG defienden el el trabajo infantil por ser sostén de familia) y es también, de lo qué, de manera eufemística proponen las propias Wachowskis: que el futuro es de un dios farmacológico.

¡Gracias Hollywood por ayudarnos a mantener tan lindo el barrio!

[1]https://www.revistavanityfair.es/cultura/entretenimiento/articulos/hollywood-racista-motivos-ausencia-de-negros/21769

Leer también la nota King Richard, de Marcus Green. Una emotiva historia de superación de las hermanas Williams, de Miguel Angel Silva.