Hace pocos días, en el Festival de Mar del Plata, una coproducción argentina y uruguaya, 9, con Rafael Spregelburd, se metía con un tema espinoso: la salud psíquica de los jugadores de elite. En un retrato duro, de un jugador sometido por su padre manager. Una figura que, más que manejarle la carrera, es el dueño de su vida.
El retrato que Rey Richard hace de Richard Williams, papá de Venus y Serena Williams, es todo lo opuesto. Un afectuoso y dedicado padre de cinco nenas que lucha por salir adelante en el contexto adverso de una familia afroamericana. “En nuestro mundo, el tenis no era algo muy común: estábamos demasiado ocupados huyendo del Ku Klux Klan”, se escucha en su voz, en los primeros minutos.
Con producción de su protagonista, Will Smith, en un papel de Oscar, así como también de las hermanas Williams, Rey Richard es un coming of age cruzado con el clásico relato de superación. Pero el centro, en el film dirigido por Reinaldo Marcus Green, es ese padre, un hombre obstinado en cuidar, pulir y acompañar el talento de sus dos hijas según sus propias reglas.
Concentrado en ese retrato, el film avanza con fluidez, una historia entretenida para todo público. Un crowd pleaser que por suerte no sobrecarga la cuestión inspiracional ni con musicalizaciones épicas ni con golpes bajos. Y que tiene a bien incluir largas secuencias de juego, claras y atrapantes para cualquiera. El despegue de la vida profesional de las Williams, de la mano de su padre, termina así como una pequeña y agradable película sobre el talento y las posibilidades de demostrarlo en un mundo difícil. A menos que haya por ahí un Rey Richard, empujando la pared.