“King Richard” combina la historia de superación de aquel soñador que tiene un plan con la trascendencia hacia el estrellato deportivo de dos de las atletas más fascinantes del último tiempo. Serena y Venus Williams, previo objeto de estudio en el documental dirigido por Maiken Baird y Michelle Major -estrenado en 2013-, dominaron el tenis a nivel mundial. El efecto inspirador y motivador tras la gesta fue su padre, Richard. Un héroe moral que no carga las tintas de la negatividad lacrimógena que suele afectar a este tipo de cine. Se trata de la historia del típico underdog en el mundo del deporte, que tan atractivo resulta a ojos de la audiencia, desde improbables épicas de hazaña deportiva como “Rocky” y todo sucedáneo heredero. El working class hero que se supera a sí mismo siempre conectará con el mundo cinéfilo. Lo valioso de la propuesta dirigida por R. Marcus Green, reside en la concreción de un retrato que no endiosa a su objeto de estudio, agraciado por los matices dramáticos que provee Will Smith, un actor cuyo talento, a menudo, puede pasar desapercibido bajo la manufacturada receta del cine de acción comercial, pero cuyo amplio abanico interpretativo nos ha legado actuaciones memorables. Muchas de ellas, curiosamente, ambientadas en el mundo del deporte, como “la Leyenda de Bagger Vance” o “Ali”. La película se conforma en una biopic que genera positivismo, bajo la efectiva fórmula que adosa un conmovedor drama familiar a la infalible estrategia para alcanzar el éxito. El trabajo duro como método que ha dado fruto en numerosas historias de vencedores cenicienta. No hay otra forma que la extrema entrega para concebir una disciplina casi marcial. El personaje interpretado por Smith deletra la palabra ganadora sin titubear. Se sabe guardián del propio destino de sus hijas. Redacta un manifiesto. Visiona un diamante en bruto. O dos. Perfecciona los talentos que la divina providencia otorgo. Sabe del esencial sacrificio brindado. “King Richard” exuda el valor de la lucha a través de los obstáculos y nos inculca que el trabajo duro, la persistente dedicación y una meta clara a alcanzar pueden derribar cualquier probabilidad en nuestra contra.