El sueño de ser millonario lo tiene cualquiera. Salvo raras excepciones, las ansias de riqueza son infinitas para los seres humanos. Entre esos ilusos se encuentra Sergio (Sergio Castellitto), un carpintero de obras en construcción apremiado económicamente. Él tiene esposa, madre, una hija y un nieto, todos viviendo en el mismo departamento. Y, también, una amante, Sabrina (Sabrina Ferilli), que trabaja en el restaurante de su marido y tiene dos hijos. Ninguno de los dos está conforme con lo que tiene, ni la vida que llevan. Quisieran estar juntos, un deseo imposible de concretar bajo esas circunstancias.
Podría ser un drama lo que estamos viendo porque todos los elementos descriptos concuerdan con ese género cinematográfico, pero el director Francesco Micciche` produjo una comedia bien italiana, con personajes exagerados en sus ademanes y vocabularios, en el que se incluyen gritos y discusiones. Donde el ritmo del relato acompaña las acciones del protagonista, es decir, veloz, sin pausas ni respiros. Sergio es incansable, optimista a ultranza y bromista. Tan molesto es para sus compañeros de trabajo que, como un vengativo chiste, le hacen creer único ganador de la lotería.
Sintiéndose rico, abandona el trabajo y su esposa los echa de la casa para quedarse sola. Al enterarse de la gran novedad Sabrina se fuga con él, llevándose a los hijos. Todos juntos salen de Roma en un camioncito y viajan a un pueblito, convirtiéndose la historia en una road-movie.
La gran familia ensamblada no se lleva bien. La pareja intenta mantener el equilibrio para que la convivencia con “los tuyos y los míos” no sea un caos.
Ellos se creyeron millonarios hasta que se descubrió la broma. Sergio, con su apabullante personalidad, intenta sostener la farsa con la complicidad de Sabrina. Cabe esperar durante el relato que el protagonista pueda zafar del entuerto en el que está metido junto con sus acompañantes.
Las escenas se suceden sin parar, vertiginosamente, similar a la de una montaña rusa. Porque la película está destinada a entretener, no tiene otro objetivo que ese. No tiene profundidad, sólo se esboza livianamente las diferencias sociales y las ganas que tienen todos ellos de dejar de ser pobres y de lo bien que viven los ricos.
Planteada así la historia, nos queda observar si tanto esfuerzo y optimismo por parte del obrero tiene finalmente como aliada a la buena fortuna y puede cumplir con su anhelo más íntimo.