A Sergio Castellitto lo conocemos a partir de su mano firme como realizador y actor en historias de profundos vínculos afectivos elaboradas en conjunto con su esposa, la talentosa novelista y realizadora Margaret Mazzantini. Pero hasta ahora no teníamos presente en la Argentina su otra faceta, la de intérprete estelar de relatos costumbristas que aparecen como legítimos herederos de la histórica e inconfundiblecommedia all'italiana.
Desde esa perspectiva, Ricchi di fantasia es una suerte de reversión en tiempos actuales de aquella mirada que con más espíritu de grotesco esbozó Ettore Scola en Feos, sucios y malos. La familia ampliada y disfuncional (tres generaciones) que encabeza el personaje de Castellitto la pasa un poco mejor, pero el fantasma de la penuria está siempre presente. Hasta que un dudoso festejo por haber ganado la lotería pone a prueba el ingenio del protagonista, un optimista nato con una parte taimada y otra bonachona.
Castellitto tiene una formidable presencia física y gestual de comediante y en sus gestos queda a la vista la mejor herencia de la tradición italiana del género. La película funciona cuando las filosas observaciones sobre los contrastes de la sociedad italiana (a veces solidaria, a veces cínica) ocupan el primer plano entre gritos y exageraciones. Y pierde cada vez que algún personaje pretende dar a la fuerza innecesarias y sensibleras lecciones de vida.