Enmarcada en la larga tradición del cine popular italiano, ese que muchas veces nos llega casi de prepo, quitándole lugar a producciones de arte y de calidad que deben ser estrenadas en salas, “Ricchi di fantasía”, propone una fórmula probada, taquillera, efectiva, y efectista, basada en arquetipos y estereotipos con el objetivo de trascender fronteras y continuar sumando dinero de la taquilla.
En tiempos donde el cine también es parte de eso de “nadie es profeta en su tierra”, lamentablemente, aunque muchas veces el éxito local es sólo un punto más en la carrera para recuperar inversiones, en parte, los productores buscan que desde el pintorequismo local se construyan relatos que superen la particularidad y se pueda exportar, en este caso, desde Italia, una historia de amor y vínculos fundada en la mentira.
Una broma dispara una situación irreversible en la vida del protagonista del relato, un personaje que tiene muchísimos aspectos negativos y que en ese trazo de “chanta” se basa el “contrato de visionado” de la película a pesar que la misoginia que destila y deshonestidad
sean rasgos esenciales de su configuración.
Un carpintero toma la decisión de abrirse camino solo luego que es notificado de haber ganado tres millones de euros en la lotería. Esa notificación es falsa, y tras haber arrastrado en sus decisiones a su familia y amante, termina por generar una sucesión de situaciones complicadas
que desencadenan la progresión de la historia.
En ese avanzar hay un refuerzo de los actantes, hay un despliegue escénico que va de la Roma central al campo y la costa mediterránea, transformando, por momentos, a “Ricchi di fantasía” en un largo film publicitario simil film commission, en otros se apela a un humor físico
que busca la similitud con una tradición italiana que supera a fuerza de gags cualquier vacío de guion.
Avanzando entre estos dos puntos, la película desandará las peripecias y obstáculos que se encontrarán en el camino de los personajes para, de alguna manera, convertir esa mentira disparadora del relato, en una situación superada, logrando, o al menos, intentando, el restablecimiento de un status quo que posibilite un happy end. Pero esto es cine, y comedia, y a partir de ahí, por supuesto, los plot twist deben aparecer para sorprender al espectador, para correrlo de su zona de confort hacia lugares inesperados, o al menos, no pensados desde la linealidad de su propuesta.
Así, “Ricchi di fantasía”, se termina por presentar como un relato menor, que quiere amalgamar sub géneros, pero que en su afán de querer innovar, justamente, termina por traicionar aquel comienzo de broma, construyendo un relato total sin gracia, plagado de obviedades, y, una vez más, a destiempo de la agenda que posiciona a la mujer en otro lugar, uno de empoderamiento y protagonismo.