Meryl Streep se pone en el papel de la cantante Ricki, con dirección de Jonathan Demme (El Silencio de los Inocentes).
Ricki es una cantante de rock/folk que dedica su vida a animar las noches de un pequeño bar de California, y que trabaja como cajera en un supermercado para poder sostener ese estilo de vida de rockera amateur. Recibe en un momento un llamado en el cual su ex marido le cuenta que su hija esta divorciándose y se encuentra en un grave estado de depresión, y que él cree que necesita verla a ella. Ricki entonces emprende el viaje a reencontrarse con su familia, a quienes no ve desde hace muchos años y con los que prácticamente no tiene contacto.
La película es en sí correcta. No hay mucho para criticarle ya que parte de una premisa bastante realizada ya en cine, y que apunta a elementos más bien básicos para emocionar al espectador. No parece que Jonathan Demme haya hecho demasiado esfuerzo pensando cómo dirigir esta película, sino que es más uno de esos proyectos que utiliza para poder obtener fondos para producir los documentales que el realmente quiere filmar.
El cast es… aceptable? Tanto Meryl Streep encarnando a Ricki como Kevin Kline interpretando a su ex esposo hacen actuaciones correctas, pero se nota ahí también lo prefabricado del producto, ninguno de los dos brinda al espectador la calidad y frescura que le suelen aportar a un film.