Meryl nunca te defraudará
Mery Streep lo hizo de nuevo. Pero decir eso es empezar por el final. Ricky & the Flash es la nueva película de Jonathan Demme. Demme, sí, el ganador del Oscar por El silencio de los inocentes , el director de películas como Filadelfia, Totalmente salvaje y Casada con la mafia. Demme hace rato que se alejó de la primera línea, pero sin duda la presencia de un director de tanto nombre, ayuda mucho a que la película funcione. Tampoco es menor que la guionista y productora sea Diablo Cody, la misma que ganó el Oscar por Juno. Si sumamos esos Oscars a los tres que ganó Meryl Streep, tenemos una importante cantidad de premios, pero a no dejarse engañar, porque por suerte Ricky & the Flash no es una película cazadora de premios. Al contrario, es una película bien chiquita, simple, pero completamente querible.
Meryl Streep es la cantante de la banda del título. Dejó de lado a su familia años atrás para probar suerte en la música. Soñaba con ser una estrella, pero su destino musical terminó siendo un bar donde las mismas personas noche tras noche la van a ver mientras toman algo. Su repertorio incluye tanto clásicos como hits modernos, para que baile la gente joven. Pero entonces llega un llamado de su ex marido (Kevin Kline) diciéndole que su hija en común la necesita. Así que su pequeño departamento lleno de deudas, Ricki viaja con su último dinero gastado en el pasaje de avión a la gran casa en un country en la cual vive su ex marido con su nueva mujer y, momentáneamente, con su hija, que acaba de divorciarse. Luego aparecerán los otros dos hijos del matrimonio, también adultos, y los conflictos del pasado volverán a resurgir.
Cuando empieza la película el encanto de Streep haciendo de rockera decadente pero enamorada de su trabajo anuncia algo bueno. El guión parece empeñado en caer en lugares comunes, pero ella es la luz de esperanza a lo largo de la trama. Luz que nunca se apaga y que aflora en el último tercio de película. Ahí donde las películas suelen caer, Ricki & the Flash se eleva y se eleva hasta las lágrimas. Un raro caso de película que mejor minuto tras minuto en un final fantástico. Una trama diferente a la mayoría, ya que en lugar de un padre es una madre la que debe rendir cuentas por sus decisiones del pasado. Ricki, ese gran personaje, es mérito de Meryl Streep. Ojalá ella ganara el Oscar por estos papeles maravillosos y no por los graves y solemnes. Acá no necesita maquillaje y disfraz. Acá se completamente humana, auténtica, adorable. Sí, Meryl Streep lo hizo de nuevo.