Mi pobre angelito
El director de 8 mujeres, La piscina y Bajo la arena no es un artista previsible (basta ver la diversidad de su prolífica filmografía), pero así y todo sorprendió a medio mundo al rodar Ricky, una historia de amor entre una madre soltera (Alexandra Lamy) y un nuevo compañero español de la fábrica en que trabaja (Sergi López), que al poco tiempo de iniciar una convivencia tienen al bebé del título. Claro que no se trata de cualquier niño, sino de uno que empieza a desarrollar alas cada vez más grandes y se larga a volar.
El film arranca con un realismo crudo que remite al cine de los hermanos Luc y Jean-Pierre Dardenne y luego da un brusco e inesperado giro hacia la comedia, el melodrama y lo fantástico/bizarro, con muchos efectos visuales incluidos. Una apuesta desconcertante, por momentos incluso fallida, pero al mismo tiempo llena de libertad, de hallazgos y de pasajes fascinantes.