¿Dónde estás Ozon que no te puedo encontrar?
Niño mimado del recientemente fallecido padre de la nouvelle vague, Eric Rohmer, François Ozon, llegó a su décima realización. Películas como “Gotas que caen sobre piedras calientes”, “Bajo la Arena”, “La Piscina” y “Vida en Pareja” -posiblemente su film más logrado- hacían suponer un nuevo deleite cinematográfico. Lamentablemente esto no ocurre en “Ricky”.
Basado muy libremente, como se aclara en los títulos, en un cuento de la británica Rose Tremain, el film cuenta la historia de la pareja entre Katie (Alexandra Lamy) y Paco (Sergi López). Se conocen, se juntan y al poco tiempo tienen a Ricky, un bebé un poco llorón y de respiración profunda, pero en una primera mirada normal.
Al poco tiempo todo se da vuelta cuando Katie junto a Lisa de 7 años (su hija de una pareja anterior) descubren que el nuevo integrante de la familia tiene alas. Sí, así como leen, iguales a las que comen con tanto placer los protagonistas cuando tienen un pollo servido a la mesa.
Es verdad que Ozon siempre intenta cambiar de registro. Su pieza de cámara “8 Mujeres” poco tiene que ver con “La Piscina” y su clave policial o con el desfachatado mundo Fassbinder de “Gotas...”. Ahora con “Ricky”, explorando en el terreno de lo fantástico y lo surrealista, parece haber trastabillado.
Ozon, gran director de actores, le saco jugo a Alexandra Lamy y Sergi López, aunque lo mejor queda en manos de Lisa (Mélusine Mayancen, con gran futuro) que con sus acertados gestos contribuye a cierto clima de suspenso.
En el final, con un buen uso del tema “The Greatest” a cargo de la melancólica voz de Cat Power, parece surgir algo del mejor cine con el que el director galo acostumbró al público argentino.
De aquí a 2 meses está anunciado el estreno de una nueva película de François Ozon, prolífico como pocos, llamada “El Refugio”, se espera, desde aquí, que sea con mejores resultados artísticos.