Algunas de las mejores películas de la historia del cine son de camioneros, empezando por “El salario del miedo” de Henri Clouzot, con Yves Montand transportando nitroglicerina en pésimos camiones a través de caminos imposibles de la selva venezolana. También es uno de los films mas copiados de la historia, con una soberbia remake de William Friedkin, “Sorceress”, y variaciones de todo tipo, incluyendo a Brian Keith que lleva combustible para cohetes y hasta un western (un episodio doble de la serie “Valle de pasiones”).
Con esto en mente el director y guionista de la excelente “Kill the Irishman”, Jonathan Hensleigh, pensó un papel para el más maduro de los héroes de acción, Liam Neeson, convirtiéndolo en el sufrido camionero de una especie de “El salario del miedo”. La premisa hace que la catástrofe que da lugar el viaje tenga también su interés, ya que se trata de un desastre minero donde a una veintena de trabajadores les quedan apneas 30 horas de oxígeno. La empresa minera necesita una máquina perforadora enorme que no puede llevarse por aire, y la única ruta es el llamado “ice road” del norte de Canadá, atravesada por enormes superficies de agua congelada, solo que el asunto transcurre cuando el hielo no es demasiado firme. Y encima, hay unos saboteadores interesados en que ninguno de los tres camiones que conducen Neeson, Laurence Fishburne y la talentosa nativa americana Amber Midthunder lleguen a la mina.
Esto da para la acción y suspenso sin tregua, y el director aprovecha bien muchos de los elementos argumentales, solo que en un momento empieza a urdir situaciones con tan poca verosimilitud que sonrojarían al mismo Indiana Jones, con la diferencia de que aquí el contexto es dramático. Sin duda este film no opacará al de Clouzot, lo que no quita que sea entretenido.