Frozen reloaded.
Nos trasladamos a las heladas tierras de Canadá, en donde en una mina que ha colapsado queda atrapado un grupo de veintitantos mineros. Tras la tragedia, y con el tiempo en contra, el gobierno decide accionar planeando una misión de rescate suicida. Para remover los escombros se necesita una especie de turbina que pesa toneladas, y solo pueden ser transportada en mega camiones a través de un camino de hielo inestable. El riesgo es extremo.
Por otra parte, en el norte de los Estados Unidos, nos encontramos con Mike (Liam Neeson), un camionero abnegado con la ruta como modo de vida. Él está acompañado por su hermano Gurty, un ex veterano de la guerra de Irak que posee afasia y estrés post traumático, y es un excelso mecánico. Situación que lo complica un tanto, debido a que el errático comportamiento de su hermano siempre termina en despidos por parte de las empresas, y ellos no tienen camión propio. Es un sueño por cumplir.
Sin trabajo, Mike se presenta en el reclutamiento de la misión imposible sobre hielo y debido a sus habilidades con el manubrio, y a las de Gurty, son contratados. Acompañados por una joven que lucha por las causas justas, un representante de la compañía de seguros, y el líder de la misión; se aventuran camino a la mina canadiense transitando una carretera que se puede resquebrajar en cualquier momento.
A partir de aquí tensión al límite, porque sucederá de todo. Si bien es previsible, intuimos sobre los peligros amenazantes, la acción está bien narrada. En esta misión de vida o muerte se percibe la adrenalina en cada toma a pesar de lo rayano con lo imposible. A tal punto el compromiso de nuestro protagonista, que entregar esa turbina se torna una cuestión personal.
Estampidas, persecuciones, piñas, y demás clichés del género están presentes en Riesgo Bajo Cero. ¿Las ventajas de esta historia por demás visitada? El contexto gélido, el ambiente es otra amenaza latente; la aparición de Laurence Fishburne (¡sí! Morfeo), y la seguridad que emana Liam Neeson, quién tiene el don de hacer que lo inverosímil parezca verosímil.