Woody Allen siempre parece tener una nueva historia en su tintero. Esta vez el cineasta se aleja de las calles de Nueva York para llevarnos de paseo por San Sebastián, donde el amor, el cine y el arte se encuentran en RIFKIN 'S FESTIVAL.
La sinopsis oficial grita Woody Allen por donde la mires: "Un matrimonio norteamericano acude al Festival de Cine de San Sebastián y quedan atrapados por la magia del festival, el encanto de España y del cine. Ella tiene un romance con un director de cine francés y él se enamora de una bella española". La película es eso, sin muchas vueltas, y suma una nueva historia de crisis existencial de pareja a la filmografía del director… pero ¿es simplemente “una más” o logra destacarse?
El elenco está encabezado por Wallace Shawn (“Melinda y Melinda”, 2004), quien colabora nuevamente con Allen (ahora en un rol protagónico) interpretando a Mort Rifkin, un ex profesor de cine que sueña con escribir una gran novela. Shawn es un gran actor, lamentablemente encasillado como actor secundario, que aquí hace uso de su sensibilidad y humor para llevar adelante la película. La dupla protagónica la completa Gina Gershon, como su sensual y atareada esposa, y a lo largo del filme vemos varias caras conocidas del cine español (incluida una participación del genial Christoph Waltz). Mort Rifkin constituye un nuevo alter ego de Allen, un hombre neurótico y apasionado que usa su travesía por la ciudad para escapar de sus problemas. El protagonista a su vez se debate sobre el cine como arte vs. el cine como mero entretenimiento, entendible preocupación en tiempos de Spiderman.
En la película se dice que “Los amantes del cine somos bichos raros con otra mirada del mundo. Todo nos remite a alguna película, algún diálogo, una música”. A esos bichos raros (que encima todavía preferimos ver estos filmes en el cine) parece hablarnos Allen. Por momentos el personaje de Mort recurre a su fantasía, donde la imagen se torna blanco y negro y se generan diversos homenajes al cine clásico europeo tenidos de un aire de parodia. No faltan ‘El ciudadano Kane’, ‘8 y ½’ de Fellini, ‘El ángel exterminador’ de Buñuel, ‘Persona’ de Ingmar Bergman, entre otros. Si bien el recurso está lejos de ser novedoso, estos minutos le dan un aire fresco a la acción y logran sacar más de una sonrisa.
Sería errado intentar separar la última etapa de la carrera de Allen de su vida privada ya que eso impacta en la calidad de su trabajo. La búsqueda por financiación y distribución no le está siendo nada fácil. En esta ocasión eligió San Sebastián como locación porque Mediapro puso ‘rodar en España’ como condición para financiar la película. Esto se nota en el largometraje en los momentos que el bello trabajo de fotografía se ensucia al asemejarse a un programa turístico, sin por eso dejar de regalarnos increíbles imágenes de la ciudad cargadas de la identidad del director.
Respondiendo el interrogante que planteé al comienzo de la review, creo que a pesar de que sus trabajos más notables parecen haber quedado atrás, es injusto decir que esta película es “una más” cuando en realidad es “una menos” de un director que increíblemente a sus 86 años sigue eligiendo poner en marcha su creatividad y amor por el cine para regalarnos nuevas historias.
RIFKIN 'S FESTIVAL es una película ejecutada con mucho oficio y fiel a su estilo.
Por Matías Villanueva