Lo primero es la familia
Perdonen la infidencia personal, pero vi esta película escapándome un rato de la maratón del BAFICI (¡si bien incluso este tanque animado formó parte de la sección Baficito del festival porteño!) y en una versión subtitulada que nos exhibieron en el microcine de Fox (el público la verá doblada al castellano); es decir, con las voces originales de Jesse Eisenberg (como Blu) y Anne Hathaway (como Jewel). Por eso, puede que mi visión de esta secuela haya estado un poco “distorsionada” luego de días enteros de tanto cine experimental, extremo, vanguardista, autoral o como quieran llamarlo y, claro, no habrá aquí comentarios sobre la pertinencia o no del doblaje y esas cuestiones que suelen incluirse en este tipo de reseñas de films familiares de consumo masivo.
Esta secuela del inmenso éxito comercial de 2011 (recaudó 486 millones de dólares, 341 de ellos fuera de los Estados Unidos) retoma a los personajes de Blu y Jewel. La acción arranca en las playas de Río de Janeiro, en pleno festejo del fin de año, pero pronto se trasladará al Amazonas, donde la pareja de guacamayos azules y sus tres traviesos hijos (Bia, Tiago y Carla) descubrirán que no están solos. Sumarán fuerzas con el matrimonio de científicos conservacionistas que fueron sus dueños anteriores (Leslie Mann y Rodrigo Santoro) frente a los malvados de turno, que incluyen desde animalitos (el papagayo Nigel que busca venganza y la rana venenosa Gabi) hasta mercenarios y depredadores de la selva. Todo servido en bandeja, por lo tanto, para una reivindicación de la familia y la comunidad, por un lado; y para un mensaje ecologista y políticamente correcto en favor del cuidado del medio ambiente y el respeto por la diversidad de la naturaleza salvaje, por el otro.
El director Carlos Saldanha (vinculado a la primera entrega y también a la aún más exitosa franquicia de La Era de Hielo) hace las cosas con profesionalismo absoluto: colores impactantes, un fascinante diseño concebido para el despliegue de los efectos 3D, mucha música (desde temas interpretados por Carlinhos Brown, Sergio Mendes y Milton Nascimento que combinan samba y hip hop hasta covers de temas populares como I Will Survive de Gloria Gaynor) y esa alegría un poco forzada que Brasil ha sabido exportar al mundo.
Hay escenas a puro vértido de esas que devuelven el precio de la entrada (como un viaje en bote por un río torrentoso que desemboca en una catarata), coreografías para quienes gusten de los números musicales y un humor omnipresente que en muchos casos no funciona demasiado bien. Hay bastante de fórmula y piloto automático en el desarrollo de la trama, pero así y todo el resultado (sobre todo en términos de una animación deslumbrante) es poco menos que incuestionable.