Salven a los loros
De Río al Amazonas: en la nueva entrega de la aventura infantil/turística, Carlos Saldanha traslada la acción a la selva, le sube el volumen a la samba y refuerza el mensaje ecologista.
Como la inmensa mayoría de las películas infantiles de esta década, Río tiene su secuela. La historia de amor entre Blue, un pájaro de Minnesota y Jewel, de Brasil, que se corona en el final de la primera parte, dió como resultado tres hijos, que perpetúan la especie al borde de la extinción. Sin embargo, las diferencias entre ambos se mantienen: mientras Jewel desayuna nueces, Blue come hotcakes. Blue es un pájaro yanqui, aburguesado. Sus hijos también: miran tele, escuchan música en iPod, actividades más bien excéntricas para ser pájaros.
En eso, en la televisión aparecen Linda y Tulio, los ornitólogos que cuidaron de la pareja de pájaros en la primera parte, con una noticia: parece que en el Amazonas hay más guacamayos azules, por lo que ellos dejarían de ser los últimos de la especie. Ansiosa por la noticia, Jewel agarra a su familia y se los lleva al Amazonas, a ayudar a los científicos (notablemente parecidos a la pareja que protagoniza las publicidades del banco) a salvar a su especie. Por supuesto, en la aventura los acompañarán Nico y Pedro, pareja de pájaros artistas que van al Amazonas a buscar nuevos talentos para el carnaval.
Al igual que la primera parte, la apuesta fuerte de Rio 2 (2014) son los musicales: samba, hip hop, y hasta ópera se mezclan con referencias que van de Flashdance a Miley Cyrus, en medio de un remolino de colores y vértigo tridimensional. Sin embargo, por momentos parece que Carlos Saldanha abusa del recurso, y no hay sensación más opresiva para el espectador que tener que hacerle frente a una canción cuando la última pasó hace menos de tres minutos.
Al llegar al Amazonas, el grupo se encontrará con una sorpresa: los guacamayos azules son muchos más de los que esperaban, y entre ellos está Eduardo, el padre de Jewel. A partir de allí, la trama se divide en dos: por un lado aparece el drama familiar símil La familia de mi novia debido a la imposibilidad de Blue- pájaro de costumbres, digamos, urbanas – para encajar con la tribu. Por otro, el drama ecológico, con los malos talando árboles.
Aunque no esté a la altura de su antecesora, Rio 2 despliega una interesante cantidad de recursos de animación que, sumados a la música, hacen que uno quiera pararse de la silla y empezar a bailar samba. Esperemos que Carlos Saldanha no repita lo que hizo con la saga de La era de hielo 2 (cuatro películas, y una quinta anunciada para dentro de unos años) y deje descansar en paz a sus personajes cariocas. Porque hoy en día, la extinción no es la desaparición de las pantallas, sino la sobreexposición. Pregúntenle a Shrek si no me creen.