La segunda mejor que la primera
Segundas partes, a veces, son mejores, y la secuela de Río lo demuestra. Montándose, eso sí, en el éxito y los personajes de aquel éxito suyo de 2011, el carioca Carlos Saldanha -responsable también de la saga de La Era de hielo- sorprende gratamente con una historia llena de subtramas, que irán congeniando y aunándose. Y que revela que aquí no subestimó la inteligencia de los más chicos con una historia lineal. Todo lo contrario.
El protagonista es el mismo guacamayo azul de la primera, Blu, que tuvo tres hijos algo traviesos con su mujer, y que en familia dejarán la costa de Río de Janeiro hasta adentrarse en el Amazonas, donde la pareja de científicos que los había cobijado parece que encontró más pájaros de su especie perdida.
Como saben hasta los más pequeños, toda segunda parte se basa en una venganza, y aquí está el papagayo desairado en la primera, ayudado por un oso hormiguero y una rana presumiblemente venenosa, pero habrá más malvados -la tala del Amazonas no podía faltar-, y muchos personajes coloridos, caminen en dos o cuatro patas o vuelen.
La proyección es como una fiesta de imagen y sonido, con una banda musical bien brasileña, que incluye a Milton Nascimento y Sergio Mendes, entre otros, mucha alegría y, claro, en el año del Mundial de Fútbol en Brasil, alguna disputa que se dirima en un partido animal.
El mensaje ecologista no entra a la fuerza, sino que acompaña la historia, y son tantos los personajes que rodean a la familia que siempre hay espacio para un sorpresa o una nueva broma.
Un tema aparte es el doblaje, con modismos y acentos que no dejan de alejar en vez de aproximar a los personajes al público. Pero los ganchos son tantos, incluido un 3D muy bien aprovechado, que bien podemos esperar la edición en DVD para escuchar a Jesse Eisenberg, Anne Hathaway o Andy García.