El territorio en el que vivimos fue poblado por inmigrantes de distintas nacionalidades. De algunos países vinieron más, y de otros menos. También arribó gente de lugares exóticos, pocos conocidos o muy lejanos. Ese es el caso de Vanit Ritchanaporn, que nació en Laos, en tiempos muy difíciles, de guerra y que, junto a un primo, decidió huir de su patria a los 16 años, cruzar el Rio Mekong, que lo separa de Tailandia, a nado, y dejarse llevar por el destino. Eso fue permanecer en un centro de refugiados indochinos durante un año, hasta que una familia lo trajo a la Argentina, en 1979.
Laura Ortego y Leonel D´Agostino filmaron éste documental para que, de algún modo, homenajear al protagonista de esta historia. Siguiéndolo a Chascomús, donde encontró su lugar en el mundo, junto a su familia, después de recorrer varias provincias en todos estos años. Además lo acompañan a Posadas, Misiones porque allí también vivió y tiene más familiares.
La película describe la vida diaria del protagonista, lo que hace él y su familia, cómo están integrados a la comunidad, etc. De vez en cuando, cuenta, en partes, todo lo que le costó llegar a éste presente, pero con mucha calma, sin emociones, ni melancolía. Su infancia y adolescencia la dejó rápidamente enterrada en Laos y se convirtió en un adulto a la fuerza.
Para reforzar la narración los directores, en escasas ocasiones, insertan archivos fílmicos, tanto en blanco y negro como en color, de los sucesos ocurridos en esa zona asiática. También podemos observar recortes de diarios argentinos de 1979haciendo referencia a los inmigrantes laosianos.
Todo es muy descriptivo, mucho más televisivo que cinematográfico. Demasiado liviano y edulcorado. Si los que idearon y produjeron éste film consideraron que tratar este caso era merecedor de realizar un documental, le erraron desde el planteo generando una película desabrida.