Con buenos antecedentes como escritor y guionista de las series “24” y “CSI: Nueva York”, resulta atractivo una adaptación de algo salido de la mente de Peter Lenkov. Este es el turno de su historieta R.I.P.D. (siglas de Rest In Peace Department, cuya traducción literal sería División o Departamento de Descanse en paz) que aquí se estrena como “R.I.P.D. Policía del más allá”.
La historia plantea una realidad paralela en la que cualquier policía que haya cometido algún acto de corrupción llega, al morir, a una suerte de purgatorio en el cual debe cumplir una condena antes de merecer el… ¿cielo? Como sea. Dicha condena consiste en volver al mundo de los vivos en un cuerpo aleatorio para identificar y eliminar almas que se niegan a “irse” y andan por la ciudad causando problemas.
Nick (Ryan Reynolds) andaba en asuntos raros con Hayes (Kevin Bacon). En un allanamiento encontraron oro y se lo repartieron, pero ahora Nick anda arrepentido y renuncia al mismo poniendo en peligro la tranquilidad y estabilidad del “negocio” de su compañero. En una redada sucede algo que hará entrar a Nick en este mundo paralelo, y como ni la muerte ni la condena son cosa para cualquiera se lo encajan a Roy (Jeff Bridges). Comienza entonces la clásica Buddy Movie en donde uno es rudo, de pocas palabras, y con mucha experiencia en contraste con el otro, novato, abrumado por la sorpresa y algo torpe al principio. Claro, algo conducirá a Nick a entender lo que pasó y tratar de capturar al culpable de todo esto en el mundo de los vivos.
“R.I.P.D. Policía del más allá” es una aventura planteada alla “Hombres de negro” (1997 y 2002), pero con su propia idiosincrasia. La comparación surge naturalmente por el tipo de enemigo al que los compañeros deben enfrentarse y la clase de relación que los une. Aún en un género como el de ciencia ficción la sustentabilidad de la trama y de la construcción de los personajes requiere de un cable a tierra de nuestra realidad para lograr comprometer al espectador con la historia. En este caso podría ser la muerte, la posibilidad de enmendar los errores y arrepentirse, soltar para poder vivir lo nuevo, etc. Elementos que permitan ahondar más profundo en las emociones de los personajes con los cuales podremos identificarnos. Sin embargo Phil Hay y Matt Manfredi deciden quedarse en la superficie del comic y apenas rozar una historia de amor que pintaba bien, pero queda trunca para transformarla luego en otra cosa. Así, la película se apoya en lo anecdótico y en respetar la estética de la obra en la que se basa.
El nivel de producción hace pensar en la falta de presupuesto para ajustar los efectos visuales, al menos en contraste con cualquiera de Marvel, aunque no por eso estamos frente a una baratija. En todo caso la dirección de Robert Schwentke es pareja en lo técnico. El resto depende de un guión que no ayuda y debe depositar las falencias en el reparto que por suerte está bien elegido. Son esos trabajos los factores para hacer más llevadero lo predecible.