El outlet de men in black
Cuando uno ha vivido en situaciones económicas apremiantes muchas veces tuvo que comprar marcas alternativas o lo más triste aún en un denodado esfuerzo por obtener algún objeto operacional terminábamos comprando una copia barata y burda. Así aparecían los pantalones de gimnasia de dos tiras, las zapatillas Adodas, Noke, etc.
En muchas ocasiones y por los motivos más variados la industria cinematográfica hace exactamente lo mismo: como si el público fuese ese hijo al cual desean satisfacer y ante la imposibilidad de hacerlo le ofrece lo más parecido que encuentra o puede llegar a idear.
Basada en un comic de Dark Horse, R.I.P.D policía del más allá funciona como un híbrido entre Hombres de Negro y un film de entidades fantasmales.
El personaje interpretado por Ryan Reinolds (con el histrionismo al que nos tiene resignados) es un policía que muere en una redada, emboscado por su compañero corrupto, interpretado por Kevin Bacon. Así, su alma es elevada al Departamento En Paz Descanse, algo así como un limbo donde habitan policías muertos violentamente, quienes luego son reasignados para realizar diversas tareas en la tierra. Así es como se le asigna como compañero a Roy Pulsipher (Jeff Brigdes), un veterano alcalde que pronto empezara a replicar la dinámica de la dupla “ viejo gruñón – joven inexperto” que otrora fuera el encanto principal de la saga Hombres de negro.
En este caso la química de la pareja funciona por el gran oficio de Bridges para interpretar cual papel que se le ponga enfrente y generar una empatía casi instantánea que hasta incluso nos permita olvidar lo mal actor que es Ryan Reinolds (lo que no es un mérito menor).
El esqueleto narrativo de Hombres de negro es clonado en este film, donde la única diferencia es que el objetivo a capturar no es ya un alienígena sino un ser endemoniado y una historia de revancha en manos del personaje de Reynolds. Fuera de eso, la propuesta es idéntica a la primera entrega de los Hombres de Negro sólo que más de una década después.
El director Robert Schwentke, quien nos entregara otra adaptación mucho más interesante del mundo del comic al cine como fuera Red, en este caso no llega a encontrar la identidad definitiva de la apuesta que jamás llega a instalarse como un producto con una propuesta interesante y suena a un desfile incesante de CGI sin ningún respaldo narrativo que lo sostenga.