Dos mujeres extranjeras que tras problemas migratorios, encuentran la liberación y la amistad juntas y de la mano.
“Rita y Li” es una película que intenta dar cuenta del transfondo social, económico y cultural real en nuestro país que viven muchos inmigrantes que ingresaron de manera ilegal y se encuentran trabajando de igual manera, sometidos a condiciones deplorables y estafados con promesas que jamás serán cumplidas. Pero “Rita y Li” no logra mostrarnos esa realidad, queda desdibujada en un relato que termina siendo gracioso e incluso poco serio, donde todo es color de rosa. Tan fantasioso como poco creíble.
Rita (Julieta Ortega) es una joven paraguaya que deja a su hija de 6 años en su país de origen a cargo de su madre, mientras busca un mejor lugar para vivir y trabajar en la provincia de Santa Fe —lugar donde se lleva a cabo la historia—. Mientras que Li (Miki Kawashima) es una mujer china que ingresó ilegalmente al país con su marido, con quien tenía un supermercado hasta la crisis del año 2001, cuando éste fue saqueado por la gente en busca de comida. Li, ahora está a cargo de un lavadero puesto por un policía corrupto (Juan Palomino) quien le dio ayuda cuando perdió todo. Un día llega Rita a trabajar con ella, y a pesar de las brechas culturales van construyendo una amistad.
Realmente no hay nada destacable en esta película, el guión no puede sostener lo que promete y va cayendo en picada sin poder lograr convencer al espectador de lo que está viendo. El mundo de las inmigrantes ilegales no es tan “light” como lo muestran, Ferreira (el papel del policía que les da trabajo mientras promete que les va a solucionar sus problemas migratorios) no termina siendo más que un aprovechador de la situación. Nunca a llegar a ser un mal tipo, no es el villano de la película porque a pesar de querer mostrar dureza termina aceptando que Rita viva con Li, cuando supuestamente iba a ser un problema — y esto es solo un ejemplo —. El papel de Juan Manuel Tenuta termina desdibujado y sin sentido; y la salida de Rita con el cafetero Quique Dumont es tan artificial que nadie puede creerse lo que está pasando ahí.
De las producciones argentinas, “Rita y Li” se ha convertido en lo más flojo que he visto en estos últimos tiempos. Desconozco el trabajo anterior de su director Francisco D´Intino, pero ésta no ha sido su mejor carta de presentación. Es una película más que pronto quedará en el olvido.