Parece que Ritmo perfecto es otra de esas películas en las cuales no hay grises: o te gusta demasiado o no te gusta nada (últimamente hay muchas de esas) porque si el espectador no entra en la sintonía que propone el film se va a sentir desplazado y si eso sucede es imposible de disfrutar.
Tal vez sería acertado decir que es como el “lado B” de la famosa y exitosa serie Glee, porque el film vendría a ser políticamente incorrecto y con unos cuantos chistes bastantes pesados que no se podrían hacer en el show televisivo.
Para que se puedan hacer una idea, la película tiene una onda Mean girls (20xx) pero con números musicales en el medio.
Con ese tono y la simple premisa de una competencia/guerra de coros en la universidad se desprenden situaciones verdaderamente geniales.
Algo muy ingenioso es que los protagonistas son tratados (y representados) como losers totales pero que se la dan (y creen) de ganadores.
El ambiente creado por el director Jason Moore es brillante, más teniendo en cuenta que se trata de su ópera prima (aunque tiene una amplia trayectoria en televisión). Y el incisivo y ocurrente guión también está a cargo de una persona (Kay Cannon) que se forjó escribiendo series de tv y que ahora adaptó la novela llamada Pitch Perfect: The Quest for Collegiate A Cappella Glory.
Sin embargo, todo esto sería nada sin la excelente labor del reparto. Anna Kendrick vuelve a demostrar una vez más que es de lo mejor que ha dado Hollywood últimamente agregándole grandes dotes para cantar a su inmensa versatilidad. Su personaje, Beca, enamora y hace reír.
Y el punto opuesto es Rebel Wilson, quien ya desde el nombre de su personaje (Gorda Amy) plantea toda la irreverencia e incomodidad en sus dichos y actitudes. Tiene líneas brillantes que hacen reír mucho.
El resto de los personajes de los coros son tan disímiles como geniales ocupando cada uno un lugar determinado y bien planteado en la historia, destacando a Anna Camp y su escatológica escena.
Mención aparte para la ya consagrada Elizabeth Banks por lo poco sutil de su papel.
Y un buen musical (o semi-musical) no sería tal sin una banda sonora acorde y Ritmo perfecto está a la altura con algunos hits más que conocidos y canciones nuevas. Por ello, cabe destacar que el single “Cups” llegó al top 100 de Billboard y que el sountrack de la película vendió casi 800 mil copias en la era de la piratería.
Por todo esto no es de extrañar que ya haya una secuela confirmada para 2015 con todo el elenco volviendo a interpretar para sus papeles.
La película es una joyita, pero si el espectador no disfruta de los musicales ni del humor irreverente, lo mejor que puede hacer es elegir otra película de la cartelera. En cambio, si se disfrutan de este tipo de propuestas no hay que dudar en ir a verla y entregarse a este pseudo musical que va un paso más allá del género.