Somos lo que hay fue una película de Jorge Michel Grau, estrenada apenas en 2010 que pasó desapercibida por salas mexicanas, como la mayoría que no tiene a Eugenio Derbez o Jaime Camil en escena. Aún así, alguien en Hollywood le vió potencial y decidió comprar los derechos para hacer un remake denominado en latinoamérica Ritual Sangriento.
No vamos a hacer comparativos porque no he visto la versión original, así que hablaremos sólo de la versión gringa. Cuando la madre de dos niñas y un pequeño muere de causas desconocidas, el viudo se enfrenta a la crisis de seguir adelante con su vida. Entre los 4 familiares se apoyan para seguir adelante con sus costumbres una de las cuáles incluye un ritual sangriento que año con año se lleva a cabo sin importar lo que pase. En medio de todo esto, el sheriff del pueblo con su nuevo ayudante comienzan a investigar una nueva desaparición del pueblo en el que ellos viven.
Poco a poco, de forma lenta pero con intriga, la puesta en escena va descubriendo poco a poco de qué va este ritual y cómo es que lo enfrentan los nuevos "líderes" de la familia. Sin embargo, es esa misma lentitud que no la deja crecer. No es lo mismo hablar de Intriga, que con maestría lleva el drama a lo largo de más de dos horas, a comparación de esta, que por poco más de hora y media le cuesta trabajo mantenerse y llegar al clímax que, si bien se resuelve de manera un poco imprevisible, sigue siendo un tanto fácil y ridículo ver que en realidad no hay tanta sangre o gore como uno esperaría o como en la versión mexicana.
Ritual sangriento es un filme que, a pesar de ir a participar al festival de Sundance, es una cinta para disfrutar con la novia que le tiene miedo a la sangre como un mero pretexto para abrazarla.