Hay distintas maneras de abordar un hecho histórico desde una película; se puede atener a un rigorismo histórico absoluto, ficcionalizar una historia paralela, sacralizar/demonizar a sus personajes… y está el método abordado por el colombiano Andrés Baiz en "Roa".
El hecho histórico en sí es el asesinato del abogado candidato a presidente por el Partido Popular, Gaitán. Un hecho que marcó un antes y un después en la historia de Colombia, y que, según se lee en un texto al finalizar el film, fue una de las semillas para la actual situación conflictiva que se vive en esa sociedad.
El acusado del crimen fue un obrero, Juan Roa, pero hay varias versiones sobre el hecho, y por supuesto, la película nos cuenta una de ellas.
Juan Roa (Mauricio Puentes) es un obrero despedido, padre de familia, insertado en el sindicalismo, y que admira profundamente a Gaitán (Santiago Rodriguez) casi hasta la obsesión. En un primer momento pareciera que vive para encontrar a su ídolo, quiere trabajar para él, lo sigue a todos lados.
Pero las cosas van a cambiar, por un hecho casi fortuito contacta a Gaitán, pero quedará desilusionado. Por otro lado, hay fuertes rumores sobre un posible atentado al candidato a presidente, y unos matones contratados por empresarios presionan a Roa para que cometa el hecho.
El film de Baiz tiene aciertos y desaciertos. La reconstrucción de época es casi impecable, el ritmo de la historia es bastante ameno, la fotografía y puesta en escena es correcta y denota cierta producción; también es un punto fuerte el rubro actoral generalmente logrado.
Pero tenemos dudas en el espíritu que guia el libro. Por un lado, pareciera buscarse cierto rigor, los hechos fundamentales se encuentran, y la disputa política es intensa e interesante. El problema es que a este enfoque se le suma una ficcionalización en la figura de Roa (el personaje existió en realidad) y su entorno con escenas que viran más a una suerte de comedia o realismo mágico en la mejor de las suertes. A una escena dramática y grave, le sigue una reconstrucción, a veces no muy lograda; cambiando el registro constantemente.
La labor de Mauricio Puentes es correcta, su presencia en pantalla es casi absoluta, se carga la película al hombro con un personaje difícil y sale airoso. Santiago Rodriguez como Gaitán pareciera necesitar de mayor tiempo en pantalla para desarrollar su personaje con mayor matíz.
Se nota la decisión de Andres Baíz (también guionista) mostrar más la vida cotidiana y familiar de su protagonista que los asuntos políticos, es así que gana más espacio Catalina Sandino Moreno en correcto labor como la esposa de Roa. También veremos a nuestro querido Alberto Fernandez de Rosa (justificando la coproducción con Argentina junto con Arturo Goetz en un personaje poco claro) como un jefe que aporta simpatía al relato.
Baíz viene de dirigir películas mejores como "Satanás" o "La cara oculta", y esto se nota en el profesionalismo con que todo parece ser filmado. Nos quedamos con ganas de más. Tiene sus desniveles, pero en el balance aprueba (con lo justo) y si les interesa la historia latinoamericana, deberían tenerla en cuenta para este fin de semana.