Y buéh. La cosa es “hagamos de TODO mito una película de superhéroes” y ahí tenemos a un super Robin lleno de anacronismos. Eso no es problema. El problema es que el despelote visual no está equilibrado por desarrollo de personajes, guión, empatía humana o algo que nos provoque deseos de seguir mirando (contraejemplo: aquella bellísima “Corazón de caballero”). Mucho, muchísimo ruido y ni una miserable cáscara de nuez.