DEL HEDONISMO A LA REVOLUCIÓN DEL PUEBLO
Esta nueva versión del héroe clásico que roba para el pueblo y para hacer justicia vuelve a trabajar los inicios de este personaje como ya lo hizo Robin Hood: el príncipe de los ladrones. Pero esta vez, el lado romántico no es tan marcado y sí aparece el tono juvenil de la mano de Taron Egerton (Kingsman) como su protagonista.
Locksley es un joven de la nobleza que vive el presente sin prestar mucha atención a lo que sucede a su alrededor. Sólo se preocupa por su bienestar, pero nunca a costa de otros. Es recién cuando lo reclutan para pelear en la guerra, que se adentra a las injusticias del mundo y, en especial, de su población. De vuelta a su casa, todo cambia. Su visión y su vida. Tras darlo por muerto, su palacio está vaciado y su mujer se ha casado con otra persona. Pero no sólo eso, si no que en el poblado las diferencias sociales se acrecientan por una renta cada vez más elevada. Ante esto, el film nos presenta a un nuevo dúo entre Robin Hood y el Pequeño Juan (Jaimie Foxx).
Estos personajes entablan una relación que va más allá de los justicieros. Si el film logra poner su impronta es necesariamente con esta combinación. Ellos mantienen un vínculo de profesor y alumno, pero al mismo tiempo de amigos. Este Robin Hood tiene mucha confianza en sí mismo pero muy poca idea de cómo combatir a sus adversarios. Es un personaje que peca de exceso de amor propio y ante la exposición de eso por parte de Juan, es cuando logran imponer un humor al estilo de las películas del universo Marvel.
La actitud juvenil de este justiciero es la que lo lleva a cometer locuras, pero así también le permiten cumplir con el rol que decide tomar. Este Robin Hood es un personaje rebelde y apasionado, pero no tan idealizado.
La crítica al poder religioso en conjunto con la política vuelve a aparecer. Y con esto el film sabe mechar entre la aventura y la acción una pasión por el poder del pueblo. Como bandera de lucha que se extiende, las capuchas negras puestas afuera de cada una de las casas del pueblo aparecen simbolizando a Robín Hood. Estos elementos le permiten a la película construir al héroe más allá de las luchas que entablan. Es trabajado así el empoderamiento que genera un líder revolucionario.