El arco, la flecha y la gloria
La versión de Robin Hood que plasmó Ridley Scott es más política que la protagonizada por Kevin Costner. Esta película funciona como una "precuela" que finaliza donde comienza la leyenda del personaje. La historia desconocida por la mayoría de los espectadores.
En medio de una lluvia de flechas, conspiraciones y ambiciones desmedidas de poder, la película tiene elementos de Gladiador y de Rescatando al soldado Ryan (la escena del desembarco), pero el trabajo de Scott se mide por lo que pesa. En ese sentido, el diseño de los personajes y el sólido elenco, empezando por Cate Blanchett como una medida Marion y de Mark Strong como el villano de turno (como en Sherlock Holmes).
Russell Crowe compone a un Robin Hood menos "light" que el de Costner, con más contradicciones, zonas oscuras y con un pasado tormentoso que afrontó en su niñez. La acción casi se inicia con la muerte del rey Ricardo Corazón de León y con una ciudad de Nothingam dirigida por un líder corrupto que exige impuestos desorbitantes. La misión de Robin es devolver al estadio de gracia a Inglaterra y el director lo hace a través de las contiendas políticas, el amor puro con la viuda Marion, entre aceite hirviendo, fuego y escenas que remiten al Holocausto.
Con la esperanza de ganar el corazón de la dama en cuestión, Robin reúne a un grupo de mercenarios y todos se ven impulsados hacia una aventura mayor (¿habrá continuación?). En tanto, queda disfrutar del buen espectáculo que ofrece el siempre correcto cineasta