Problema: Brett Rattner. Si tuvo una película más o menos buena (la tercera X-Men), se debió a que casi todo el trabajo estaba hecho previamente por otro director (Bryan Synger). El resto de su filmografía tiene como único atractivo la búsqueda del impacto a cualquier precio. Aquí hay un buen conjunto de comediantes -la dupla Ben Stiller-Eddie Murphy funciona- tratando de llevar a cabo un robo imposible. El film no se decide por ir o bien decididamente a la farsa o bien decididamente a la aventura, y esa diletancia lo hiere. Ni chicha, pues, ni limonada.