Una parodia de corta altura
Robo en las alturas es la nueva incursión de Ben Stiller, luego de algunos pasos en falso como la tercera parte de Little Fockers y la irregular Greenberg (2010), en el género de la comedia liviana y también marca el retorno del alicaído Eddie Murphy a un terreno donde en un pasado supiese sacar lustre de su comicidad e histrionismo.
El film dirigido por Brett Ratner (responsable de X-men 3), con guión de Ted Griffin y Jeff Nathanson, explora desde el recurso de la parodia el tópico de las películas de robos sofisticados en el contexto de la crisis económica de 2008, el cual tuvo como epicentro la ciudad de Nueva York y como principales responsables a los hombres de negocios que dilapidaron el patrimonio de hombres y mujeres que perdieron los ahorros por confiar en ellos e intentar sacar tajada de una burbuja financiera a punto de estallar.
Ese es el eje de un relato bastante sencillo que no se toma demasiado en serio el plan ejecutor a manos de un grupo de inexpertos ex empleados de un lujoso edificio llamado La Torre del cual Josh Kovacs (Ben Stiller) fuera administrador antes de enterarse de que su patrón Arthur Shaw (Alan Alda) se quedara con la pensión de todos e intentara escapar en un secuestro simulado que el propio protagonista frustra y así descubre las oscuras intenciones del millonario. Detrás de los pasos del estafador se encuentra la agente del FBI Claire Denham (Téa Leoni), quien además de tener la responsabilidad de llevar a declarar al escurridizo Shaw debe encontrar dónde escondió el dinero robado para poder finalmente entregarlo a la justicia.
Sin embargo, más allá de la necesidad de recuperar esos fondos la poca experiencia de Kovacs y sus secuaces de turno, entre quienes se encuentran Mr. Fitzhugh (Matthew Broderick), inquilino en bancarrota; su pariente Charlie (Casey Affleck), quien ahora ocupa su lugar, lo lleva a tomar contacto con un ex convicto Slide (Eddie Murphy), conocedor de todo lo referido a robos de poca monta.
Sin dejar de lado el elemental esquema de todo film sobre robos con los planes de preparación y el reclutamiento del grupo, el mayor atractivo de este olvidable film lo constituye el insólito plan para hacerse del botín (por razones obvias no se revelará aquí), sumando unas buenas actuaciones de Eddie Murphy -con su verborragia característica- en contraste con la seriedad y parquedad de Ben Stiller, quien no aporta nada nuevo a su personaje pero eso no significa que esté mal.
La trama resulta bastante despareja y por momentos las situaciones donde debería explotar el humor se quedan sin aire y eso tal vez se deba a la poco feliz dirección de Brett Ratner, quien hace lo que debe hacer pero nada más. Robo en las alturas entretiene aunque podría haber estado mucho mejor planificada como parodia sin dejar cabos sueltos -los hay en demasía- y aprovechando la ductilidad de dos buenos comediantes.