Había mucha expectativa por ver el regreso a la comedia mainstream de Eddie Murphy. Tanto, que originalmente, la idea de los productores era armar una especie de "Ocean's eleven" con actores de color... Cosa que finalmente no se dio y nos apena bastante. Nos gustan los comediantes ochentosos (crecimos en esa generación viendo "48 hours" o "Beverly Hills Cop") y nos parece que hay lugar para él en la industria del cine familiar actual, género carente de gente talentosa, me atrevo a decir. Algo sucedió cuando se armó el cast (un amalgama de dentista pobre que se te cae en cuanto salís del consultorio) porque las malas elecciones potenciaron las falencias de un guión chiquito, demasiado básico para la envergadura de tipos que jugarían sus roles.
Y si... sabemos que buenos libretos es lo que Hollywood necesita. En "Tower heist" esta sensación se hace presente de manera muy vívida. Los primeros cuarenta minutos son para el bostezo. Y en ellos, curiosamente, no está Murphy, quien se animó como secundario pero cedió el protagonismo a otro grande de la comedia que factura mucho pero actúa poco, el ingenioso Ben Stiller. La trama recae sobre sus hombros y debemos decir que se la toma demasiado en serio para lo que es: no es una aventura pura y esperamos reirnos, cosa que extrañamente no pasa durante mucho, mucho tiempo en la proyección.
Brett Rattner (el director) no era garantía de calidad, ya lo sabemos, pero habiendo reunido un elenco potable y con dos grandes como los que encabezan debería haber hecho algo mejor. Sin dudas.
La historia nos ubica en una lujosa torre en New York. Allí conoceremos a Josh (Stiller), un atento y servil (en el sentido obsesivo) manager que se encarga de que todos los inquilinos del lugar la pasen bien y tengan todo lo que necesitan. Su vida es bastante monótona y sabemos que su trabajo le lleva muchas horas, pero parece disfrutarlo, aunque mucho no se le note. En el penthouse de tamaño edificio vive Arthur Shaw (Alan Alda), un millonario de las finanzas que se dedica a la especulación y al que le va de primera.
Cierto día, irrumpe el FBI en masa (encabezado por la eficiente Tea Leoni como oficial a cargo) en la torre y el universo de los empleados del lugar cambia para siempre: Shaw es denunciado por desfalco y trasciende que no tiene dinero, al parecer ha vaciado los fondos de sus cuentas. Y aquí es donde la cosa se pone peor: Josh había confiado el dinero de las jubilaciones y retiros al sujeto este, de manera que todos han sido estafados y no hay manera de recuperar esos ahorros.
Luego de una serie de incidentes que no develaremos, nuestro protagonista se dará cuenta de que la única manera de acceder al fondo de reserva que el millonario tiene es robar su piso en la torre. Planeará el golpe junto a otros asalariados como él, dentro de los que se encuentran, Casey Affleck, Matthew Broderick (un ex-inquilino especialista en finanzas), Gabourey Sibide (la carismática actriz de "Precious") con la clara idea de saldar la deuda moral que tiene con su grupo. Ustedes se preguntarán... dónde entra Murphy?
Como el grupo no tiene experiencia, necesitan un hombre de color que sepa robar. Y ahí aparece el hombre en cuestión: les enseñará (rudimentariamente) lo básico del oficio y de ahí en más deberán lanzarse al ruedo sin red (robar 40 millones de dólares -el botín- no parece poca cosa).
Problemas que se dan en "Robo en las alturas": poca química entre los personajes, cero ingenio para generar situaciones divertidas, escasa espectacularidad en las escenas del robo (y no me hablen del desfile, piensen en el presupuesto que se maneja con este nivel de estrellas) y lento devenir de los acontecimientos.
Para los fans, hay algún contrapunto entre Stiller y Murphy (dónde este último juega a homenajear aquellos roles que lo hicieron famoso en sus años mozos!) pero no alcanza para dar volumen al film. "Tower heist" es un producto fallido que seguramente podrías ver sin mayores expectativas algún sábado o domingo por la tarde en el cable. Lejos, muy lejos, de lo esperado.