La música une.
Hace poco descubrí esta propuesta y me puse al día de inmediato. Se trata de una coproducción entre Estados Unidos y China, que da inicio a la historia de Bodi, un perro mastín que vive en una aldea junto a su padre cuidando ovejas de los lobos, pero que él no quiere eso para su vida, sino dedicarse a la música.
Nada nuevo hasta acá, tampoco tiene una animación a la altura de las grandes como DreamWorks o Pixar, pero vale la pena ver y eso es lo que suma. Cada entrega resulta ser entretenida, presentándonos al personaje titular para contarnos en una secuela el ascenso a la fama y lo que eso significa.
Ahora, con una tercera entrega, tenemos una crítica sobre la cantidad de certámenes de música que plagaron la pantalla chica, las incontables adaptaciones de The voice, American Idol y unos cuantos más, que a decir verdad jamás los encontré atractivos y eso me atrajo al proyecto, porque se encarga de dejarlos malparados.
Bodi es invitado a formar parte de uno de estos certámenes, esta vez como un jurado/coach para una banda titulada K9, cuyas integrantes son malísimas cantando pero tienen potencial (ponele). A su vez hay una subtrama bastante molesta sobre lobos y ovejas, que no aporta casi nada.
Pero si vamos al certamen, esto sí es una buena crítica sobre cómo los programas estos por un punto de rating son capaces de humillar y generar discusiones entre jurados y participantes, algo que se resuelve de una manera bastante orgánica.
Después de todo, como ruega la película, la música une y no debe dividir. Así como un perro, se mantiene fiel a sus principios.
Rock dog 3, recupera la magia de la primera entrega que se había perdido en la segunda, por lo que va a resultar ser entretenida.