Una vida hecha de canciones
La música como contrapunto para contar el porqué, sin lo obstinadamente pretencioso que muchos realizadores creen necesario para narrar la historia de una estrella del rock, a veces basta con subrayar esa voz al costado que te incentivó a pesar de que todos esperaban verte fracasar o esa súplica por un abrazo de la persona indicada. Reginald Dwight no llegó a la música para brillar. En todo caso Reginald Kenneth Dwight fue la chispa de esa ignición.
Rocketman es una biopic más, es una historia desprolija y no lineal al tempo, un musical plano pero también es una historia increíble y una magistral puesta actoral por parte del protagonista (Taron Egerton). La historia sigue los pasos de la estrella desde su temprana edad en sus primeras lecciones de piano a oído y los malos tratos por parte de sus padres. Tiene una particular forma atrapar con ráfagas oníricas esos primeros desencantos de una vida llena de excesos, pasando por Bluesology y esa eterna sociedad musical con Bernie Taupin (Jamie Bell).
Elton llega a su primera reunión de AAA vestido de diablo afirmando ser adicto al alcohol, a todas las drogas, al sexo, bulímico y por sobre todo comprador compulsivo. Pienso que su mayor virtud es ser sincera con su empalagosa puesta, no busca ser correcta desde el simple homenaje se mete con la vida del músico desde sus problemas de adicción y su larga e intensa soledad mezclando pasajes de su vida con musicales (no siempre bien resueltos) pero entretenidos.
Hay escenas que expulsan de la emoción. Sobre todo dos: la de la composición de “Your Song”, donde puede leerse claramente esa declaración de amor por alguien que es parte esencial en la vida de Elton; y la otra cuando interpreta “Crocodile Rock” en su primer show importante en los EEUU, logrando en una secuencia de ensueño una fluctuación perfecta de lo que representa la música cuando sale de alguien con semejante talento.
Rocketman aborda la soledad y esa eterna lucha de un ser frágil por no perecer al desamor heredado, la estigmatización típica de la época a la homosexualidad a través de una docena de hits pegadizos. La parte más floja es el arco que tiene a John Reid (Richard Madden), quien fuera manager de Elton por más de veinte años y con quien tuvo un prolongado romance que terminó en una demanda legal por malversación de fondos, cuando el cantante descubrió una carta que detallaba los gastos del manager.
“Nunca te van a amar debidamente” le dijo su madre Sheila Farebrother (Brice Dallas Howard) cuando Elton le confesó su homosexualidad, y le costó varias internaciones y un intento de suicidio entender que DEBIDAMENTE es todo aquello que nos hace bien, asumir lo que somos, entender lo que no tenemos y perdonar a pesar de todo. Rocketman en su impronta de película celebrativa tiene un mensaje muy lindo “LA MUSICA COMO MOTOR DEL ALMA”. Rocketman sin ser perfecta es de esas películas que permiten transgredir sensaciones siguiendo los parámetros del rock y la lisergia propia de una estrella tan potente como caricaturezca.