Muy menor, muy previsible
En la sección BAFICITO del año pasado, Rodencia y el diente de la princesa terminó quedándose con el premio del público, lo cual no dejó de ser llamativo, teniendo en cuenta que tenía como compañeras de selección a películas como Moon Man y Jelly T, que sin ser maravillas eran notoriamente superiores.
Esta coproducción entre Argentina y Perú tiene indudablemente buenas intenciones y le preocupa contar adecuadamente su historia plagada de ratones magos, hechizos y princesas. Pero a la vez, eso sólo le alcanza para ser apenas correcta tanto en su narrativa como en su desarrollo estético. En la mayor parte del relato no sale de los esquemas más previsibles del duelo entre buenos y malos, entre la luz y la oscuridad, con el típico camino del héroe, que comienza siendo un mero aprendiz para terminar enfrentándose de igual a igual con un malvado hechicero en su lucha para salvar a un reino en peligro.
No está mal en sí que se partan de convencionalismos y tampoco le podemos pedir a Rodencia y el diente de la princesa que alcance la misma calidad que la factoría Pixar, pero lo cierto es que la historia apenas si tiene algunos personajes atractivos y casi nunca despega de lo previsible. En consecuencia, también termina perdiendo por goleada frente a la oferta actual de la cartelera: Frozen: una aventura congelada y La gran aventura Lego, que se dirigen al mismo público, no sólo son mucho mejores a nivel técnico, sino también en lo que refiere al desarrollo de sus relatos y personajes, y la complejidad temática que exhiben. Una obra muy menor, que vuelve a mostrar los problemas en el género animado que atraviesa a buena parte de la producción latinoamericana.