Estados Unidos, con sus mega producciones encabezadas por Disney-Pixar, copa el mercado de la animación en el mundo. Su despliegue monumental ha dado grandes películas, con personajes que entraron rápidamente en el corazón de la gente, engrosando los bolsillos de sus creadores. Toy Story (la tercera de la saga se convirtió en la más taquillera), Monsters Inc., Buscando a Nemo, Wall-E y tantas otras, son algunos de los ejemplos. Pero no solo el emporio del ratón más famoso está en la escena, películas de otros estudios como Shrek, La Era de Hielo y Mi Villano Favorito, con sus respectivas secuelas, vieron que el negocio era jugoso y no se quedaron atrás.
Rodencia y el Diente de la Princesa, película de animación en 3D y realizada en Latinoamérica (el film es una coproducción argentino/ peruana), encuentra sus mejores armas en una historia que habla del derrumbe de los prejuicios, la solidaridad y el coraje. La aventura como motor de la historia, en personajes -anti- heroicos y nobles, se combina con una impecable factura técnica y una animación que recrea hermosos paisajes naturales. Además, la película toma palabras y vestimentas de identidad incaica (“quipachí” es uno de los términos, utilizado por uno de los personajes, para hacer su magia).
La historia, que comienza con cierta lentitud, va cobrando energía con el correr de los minutos. La aparición de Brie, ratoncita que se suma por decisión propia a la aventura, no solo sirve para auxiliar a sus atribulados compañeros de viaje, sino también para darle ánimos a un relato que va ganando en solidez. No es de extrañar que sea un personaje femenino quien tome las riendas de la acción y destaque por sobre el resto de sus congéneres. Es un signo de los tiempos y de muchas de las historias que se ven en pantalla desde los últimos años. La presencia, seguridad y firmeza de Brie contrasta con los miedos e incertidumbres de los demás personajes masculinos que la circundan.
El cine de animación tiene una extensa trayectoria en el continente. Argentina fue pionera en el mundo y hay una larga historia, que parece consolidarse y crecer con la incorporación de nuevas tecnologías (Metegol, de Juan José Campanella, que acaba de obtener el Goya a la mejor película animada, tal vez marque un comienzo). Será cuestión de aguardar las nuevas propuestas y ver qué nos deparan…