Star Wars para rato
Star Wars siempre se caracterizó por iniciar sus películas con el clásico texto en amarillo sobre un telón de estrellas para contextualizar la película a comenzar. En Star Wars: Una nueva esperanza (1977) el texto comienza diciendo: “un grupo de rebeldes logró robar los planos de la Estrella de la Muerte”, Rogue One: Una historia de Star Wars (2016) cuenta la historia de ese grupo de rebeldes que tanto ayudó a la rebelión contra el Imperio Intergaláctico, ni más ni menos.
Así de bien encastran estas dos historias contadas con 39 años de separación. Nada sobre Rogue One es sorpresa: el imperio, liderado por Palpatine/Darth Sidious y Darth Vader, gobierna la galaxia -como terminó Star Wars Episodio III (2005)-, tienen una súper arma y la rebelión, para sobrevivir debe robar esos planos -y como ya se sabe en Episodio IV- logran destruir la Estrella de la Muerte. Es difícil manejar los tiempos de una historia en la que el final es sabido, y es ahí donde su director, Gareth Edwards, suma todos los porotos. Lo que importa no es a dónde se va, sino el camino.
La galería de personajes es otro punto fuerte en Rogue One (2016), con Diego Luna (Cassian Andor), quien destaca y hace crecer en ancho y largo a su personaje y Felicity Jones (Jyn Erso), que lleva el protagonismo sin problemas las dos horas de película. Algunas otras performances como la de Donnie Yen (Chirrut Îmwe), un ciego que pareciera estar en gran contacto con la fuerza (no es ni Jedi ni Sith) y la de Forest Whitaker (Saw Gerrera), un guerrillero extremista de la rebelión, a veces se pasan de revoluciones en la solemnidad, pero tampoco llegan a ser perjudiciales para la entrega. Y como ya es costumbre en las películas de Star Wars, el personaje cómico que siempre se termina robando la película son los droides acompañantes C-3PO, R2-D2, BB8 y ahora lo mismo con K-2SO, grata sorpresa.
Los cameos, tanto de la saga original como de la trilogía I;II;III funcionan muy bien y lejos de ser un mero regalito para los fans son completamente funcionales a la historia.
Disney está haciendo un trabajo maravilloso desde que compró la compañía LucasFilms, no sólo por sacar dos películas de Star Wars en dos años consecutivos (The Force Awakens, 2015; Rogue One, 2016), sino por cómo está orquestando el universo en su totalidad con la serie animada Star Wars Rebels (recomendadísima). Tanto las películas como la serie se sienten de Star Wars y no como una estirada de la historia original.