"Rojo", de Benjamín Naishtat, es la clase de película que entusiasma a los influyentes de festivales, por lo rara, pero aleja al público general, precisamente por la misma razón. De todos modos, eso está en la atmósfera y la parsimonia del relato, las metáforas algo inasibles y unas secuencias que lucen deshilvanadas, pero no en las anécdotas, bastante claras, que ilustran la intención del autor.
Naishtat ambienta su historia entre personas de clase media de una ciudad chica, año 1975. La fecha le permite agregar un hombre armado en el vestuario del club como si tal cosa, un interventor político de pocas pulgas, el apercibimiento algo temeroso de una directora de escuela en su discurso, y, entre otras referencias, un mago que hace desaparecer a una joven y después "no la encuentra". Pocos lo recuerdan, pero ya en 1975, bajo el Gobierno peronista, desaparecieron casi 360 personas (y unas 50 en 1974).
No todo es privativo de aquel entonces. Siempre sufrimos discusiones públicas que llegan hasta extremos fatales, abandonos de persona, muertes sin aclarar, usurpación de casas, difusión de noticias falsas, en fin. Siempre tendremos gente que se aprovecha de la desgracia ajena, se lleva todo por delante o nunca ve nada, y, peor aún, gente con conocimiento y autoridad que deja que el mal se instale, sin detenerlo ni castigarlo. Parece algo propio de nuestro ser nacional. De modo algo difuso, "Rojo" pinta esas manchas nuestras que convendría sacar a la luz.
Interesante película ésta de Naishtat, aunque medio alargada y sin la potencia de su anterior "El movimiento", que era todavía más rara, pero más incisiva, e inquietante. Párrafo aparte, las actuaciones de Andrea Frigerio y Alberto Suárez (el interventor). Rodaje en Arias, Deán Funes y Mar del Plata.