Rojo

Crítica de Rodrigo Chavero - El Espectador Avezado

Benjamín Naishtat es un jóven realizador local, que sorprendiera allá por 2014 con una excelente ópera prima llamada "Historia del miedo". En ella, el cineasta comenzaba a delinear sus intereses, explorando la relación sobre individualidad y seguridad, prejuicios sociales, vínculos entre poderosos y división de clases.
Luego vino su segunda obra, "El movimiento" (regalo casi de despedida de Pablito Cedrón en un rol increíble) y ahora nos Naishtat nos instala en los meses previos al golpe de Estado en Argentina. Más precisamente en 1975. En el interior del país, en un pueblito más, el clima del cambio de gobierno se percibe en el aire.
Tenemos a un abogado local, muy arraigado y con gran influencia en la vida del lugar, el "doctor" Claudio Morán (Darío Grandinetti). Morán es un tipo que hace pata ancha en todos los lugares que transita. Casado con una mujer de alta alcurnia, (la eficiente Andrea Frigerio) y con una hija (la propia del actor), su existencia es fácil y ordenada. Todo sus negocios van bien y es el gran referente de su pequeña comunidad.
Cierta noche, mientras Claudio espera a su mujer para cenar en un restaurant, tendrá un incidente con un sujeto conflictivo, un hombre de unos treinta años, agresivo e impredecible (Diego Cremonesi) que dejará una semilla peligrosa en el terruño del abogado. Unos meses después, un detective contratado por la familia de ese hombre, vendrá al pueblo a investigar su desaparición (Sinclair, jugado por Alfredo Castro) y pondrá a Claudio en la lista principal de sospechosos desde un principio.
Esto sucederá en un momento complicado para el abogado, merced a varias cosas que se entrecruzan en este tramo de su vida invocarán su atención o tenderán a desmadrarse, sin remedio...
El de Naishat es un cine directo, potente y con un excelente uso de los climas y metáforas.
El sabe como decir lo suyo con los elementos que posee, para lograr involucrar al espectador en los aspectos crudos de su historia. Todos hemos conocido historias de hombres de poder en pueblos lejanos a las grandes ciudades. Sabemos del poder que tienen.
Lo que nos presenta el director es familiar e incómodo, potenciado por el hecho de que mientras eso sucede, vemos como la grieta de esta sociedad se muestra, en pequeños actos (la obra que está preparando la hija de Claudio, por ejemplo) pero todos aportando a esa inquietante sensación de saber que algo malo sucederá, irreversiblemente, para modificar ese escenario. Se discute sobre la violencia, la identidad nacional, la impunidad y los relaciones de sometimiento.
Se pone en relieve la energía de los jóvenes, su carga de interés sexual y el deseo por hacerse grandes, a la luz de los ejemplos que son valorados socialmente.
En definitiva, "Rojo" es un film potente y crudo. Grandinetti tiene una actuación perfecta y sus compañeros están a la altura del desafío. Todo el cast luce ensamblado y brilla en la construcción de una historia con final abierto.
Las escenas iniciales de la película se encuentran dentro de las mejores diez de la historia del cine nacional (la del restaurant es increíble) y sólo por ellas, "Rojo" vale sobradamente el visionado. Naishtat rueda con oficio y en cada fotograma muestra su intensión de poner en tensión nuestra mirada, con ese imaginario que habita en sus personajes.
Y lo logra. La historia argentina, pasa por aquí y no hay dudas que lo que se describe conductual y actitudinal aquí en estos habitantes, podría ser el reflejo de una sociedad en crisis, dispuesta a aceptar que otro tome el mando, en pos de salvaguardar lo que ya no puede cuidarse ni protegerse... Pero hay mucho más en profundidad, en esta obra conceptual única, un gran hallazgo del cine argentino para cerrar un año que difícilmente podrá olvidarse, en cuanto a calidad y cantidad de ficción.