El Román del título (Gabriel Peralta Rangel) es un policía metódico, de pocas palabras e inflexible, que cumple con su rutina: hace las rondas en el patrullero acompañado por Lucas (Nazareno Casero), desayuna en el mismo lugar y con la misma persona, mantiene un affaire semanal con una mujer casada (Aylin Prandi) y dedica buena parte de su tiempo a trabajar su físico. Pero su aparente calma contrasta con la creciente irritación que le generan las injusticias, los abusos y los actos de corrupción con los que se va topando. La ópera prima de Eduardo Meneghelli tiene una puesta en escena pobre, torpes actuaciones y diálogos artificiales. Un thriller sin climas, sin profundidad y sin alma.